Hoy en día la cocaína es una sustancia conocida por su alto potencial de abuso y uso problemático. Sin embargo, hay una gran variedad de propiedades medicinales y terapéuticas que vale la pena conocer. Esta no es una invitación a usar cocaína, sólo a conocerla de forma responsable e informada.
Coca, cocaína y anestesia
La cocaína es un producto derivado de la hoja de coca (Erythroxylaceae), la cual crece de manera originaria en países como Perú y Bolivia, en la cordillera de Los Andes. Las antiguas comunidades de la cultura Inca aprovecharon la sustancia en el estado natural de la planta como remedio herbolario con múltiples fines.
En aquella época, los usuarios masticaban las hojas o preparaban infusiones para beber y así aliviar los mareos por las alturas, el dolor y el hambre. Hoy en día los habitantes de la cordillera aún usan la hoja para estos propósitos.
Fue en 1860 que Albert Niemann aisló el compuesto activo de la cocaína de la hoja de Coca. En su reporte, Niemann escribió que al colocarse la sustancia en la lengua sintió un adormecimiento, lo cual es un reconocimiento temprano de la cocaína como anestésico local. Esto sería validado posteriormente por Moreno y Maíz, quienes en 1868 hicieron pruebas en una rana, a la cual le inyectan cocaína en su pierna para corroborar el hecho, aunque en su momento el descubrimiento pasó un tanto desapercibido.
Fue en 1880 que se propuso usar la cocaína para anestesiar durante cirugías, esto por Vassily von Anrep. Y cuatro años después Sigmund Freud comenzó a usar y reconocer el valor en el uso de la cocaína. En un texto llamado Über Coca, Freud escribe “una primer dosis o aún repetidas dosis de coca no producen el deseo compulsivo de continuar usando el estimulante, al contrario, uno siente una cierta aversión a la sustancia”.
Es curioso notar que Freud se refiere a la cocaína ya como un estimulante, no sólo como un compuesto para anestesiar.
Luego, durante el mismo año, el médico Karl Koller investigó las aplicaciones de la cocaína para anestesiar el ojo. La presentación de los resultados de su investigación ante la Sociedad Médica de Viena fue un paso importante hacia el reconocimiento de las propiedades médicas de la cocaína.
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Así mismo, William Halsted fue el primero en usar la sustancia para bloquear los nervios. Halsted, quien además fue fundador de la Escuela de Medicina John Hopkins, desarrolló una adicción a la cocaína posteriormente, puesto que en ese entonces no era raro para los investigadores usar las sustancias en ellos mismos antes de suministrarla a pacientes.
Posterior a ello se popularizó el uso de la cocaína particularmente al combinarse con bebidas. El caso más emblemático es el del refresco Coca-Cola, patentado en 1887 y el cual incluía en su fórmula cocaína hasta 1903.
Fue también durante el comienzo del siglo XX que se comenzó a incrementar el uso común de cocaína, y los medios de comunicación comenzaron a alertar sobre ello especialmente por parte de comunidades afro-americanas. Fue así que se comenzaron a reconocer los riesgos del uso de cocaína, y para 1930 fue desplazada en el ámbito médico por las anfetaminas, aunque en las zonas urbanas su uso persiste hasta nuestros días, principalmente por sus efectos estimulantes.
Al día de hoy se sabe que el alto potencial de dependencia que conlleva el uso de cocaína se debe a cómo interactúa con nuestro sistema de recompensas cuando la sustancia es esnifada. El uso tópico aún es aprovechado como anestesia local, e implica poco riesgo de generar dependencia alguna.
Esto es una muestra de que nuestra relación con las sustancias está determinada en parte por el uso que le damos, la dosis que ocupamos y la información con la que contamos.
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Con infomación de:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4335732/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/2485453?report=abstract&format=text