Imagen: kannabia.com

Es imparable la búsqueda por un tratamiento que contrarreste la enfermedad causada por el nuevo coronavirus (Covid-19 por sus siglas en inglés). Una investigación canadiense propone una vía de prevención usando los cannabinoides ¿qué tan lejos estamos de ello, si es que llega a ocurrir? Esto fue lo planteado en el Conversatorio México después del COVID-19, donde participó el doctor Igor Kovalchuk, líder en esta investigación.

En la investigación dirigida por el doctor Kovalchuk se usaron las extracciones de 13 variedades de cannabis que cultivaron ellos mismos bajo condiciones controladas para observar su potencial como antiinflamatorio. “Cuando nos enteramos que la enfermedad causada por el virus causa inflamación supusimos que el cannabis podría ayudar. Nos pusimos a investigar” relató durante el conversatorio. Relata que ellos ya contaban con una patente de un aceite de cannabis y sus capacidades antiinflamatorias, anticancerígenas y rejuvenecedoras.

En su experimento, realizado en tejidos in vitro, ellos simularon la inflamación causada por el Covid-19. Kovalchuk explicó que muchos virus infectan a nuestro organismo valiéndose del receptor de nuestras células conocido como ACE2. Algunos extractos de cannabis altos en cannabidiol (CBD) que ellos utilizaron lograron reducir la  inflamación así como la presencia de este receptor en los tejidos in vitro y contrarrestar la posible infección del virus.

Durante el conversatorio, organizado por el Consejo Mexicano de Cannabis y Cáñamo, el doctor remarcó que no todos los aceites altos en CBD funcionaron, por lo cual se sospecha que es muy relevante la presencia y relación del CBD con el THC (tetrahidrocannabinol). Kovalchuk explicó que buscaron una relación de 1:1 (una parte de THC por cada parte de CBD) “para que los doctores se sientan cómodos al prescribir el aceite y los pacientes al tomarlo”.

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Recordemos que a diferencia del CBD, el THC sí posee efectos psicotrópicos, por lo cual algunos perciben que el primero es más medicinal que el segundo.

Además de que las pruebas no fueron realizadas en células in vivo, razones por las cuales falta investigar más antes de llegar a un tratamiento, específico Kovalchuk .

Por su parte el médico y presidente de la asociación civil Cannapeutas, Raúl Porras, remarcó que se debe observar también la presencia no sólo de otros cannabinoides, sino también de terpenos y flavonoides, otras moléculas presentes en el cannabis y con efectos medicinales. Además de una “fórmula” precisa que optimice los resultados antiinflamatorios, faltaría la estabilización tanto de plantas de cannabis como de los productos que de estas se obtengan.

Él mismo rechazó que la crisis sanitaria represente un beneficio para la regulación del cannabis puesto que por la misma se detuvo el proceso legislativo. Aunque, según él, tal vez pueda apresurar la necesidad por investigar con la planta (recordó que la investigación con cannabis es posible desde la reforma a la Ley General de Salud de 2017)

Porras también señaló que el cannabis tiene otros beneficios para la salud de la gente, particularmente para lidiar con los problemas del confinamiento masivo. Recordó que el cannabis tiene grandes posibilidades en reducir la ansiedad y depresión, los cuales se prevé aumenten a causa del encierro y la angustia en general.

Por último apuntó que en países donde ya existe una regulación para el consumo de marihuana los dispensarios fueron catalogados como negocios esenciales. 

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Con esta información podemos concluir que para desarrollar un tratamiento preventivo con el cannabis falta (tomen nota): investigación (mucha investigación), estabilización de plantas y productos, así como una regulación que permita y favorezca esto en beneficio de la mayor población posible. Osea, falta mucho.