La coca es un arbusto andino al que las culturas tradicionales han dado un uso ancestral. Sus hojas han sido parte de la dieta básica de estas sociedades desde hace al menos unos siete mil años y de hecho en la actualidad se siguen usando con fines alimenticios y como estimulante ligero, ya sea mascando las hojas o preparándolas en infusiones.

 El principal componente activo en las hojas de coca es la cocaína. Se trata de un alcaloide que fue extraído de su fuente natural por primera vez en 1855. Los efectos analgésicos de este compuesto hicieron que fuera usado primeramente para anestesiar localmente durante intervenciones odontológicas. Posteriormente fue fiscalizada a mitad de siglo XX y desde entonces es una droga prohibida en casi todo el mundo.

 Si bien la cocaína es una droga riesgosa y con un grado no menor de toxicidad, su ilegalidad la hace aún más riesgosa, debido principalmente al grado de adulteración que suele presentar. En México, el Programa Análisis de Sustancias ha encontrado muestras de cocaína con grados de pureza menores al 20%, el resto son adulterantes como cafeína, paracetamol, levamisol, analgésicos locales, entre otros.

 Los riesgos que representa el consumo de esta droga obligan a tener precauciones en relación a su uso. Por ejemplo: molerla bien cuando se esnifa, para reducir el riesgo de hemorragias y úlceras nasales. Evitar el uso de billetes, llaves u otros instrumentos que puedan contener tantas bacterias. Evitar mezclar con otras drogas, principalmente estimulantes, ya que los riesgos cardiovasculares se potencian. Mantenerse hidratado, etc.

 La práctica más sana en relación al consumo de drogas como la cocaína, es la abstinencia, sin embargo, en caso de que se decida consumir, existen estrategias de reducción de daños que representan consumos más responsables.

Por: Aldo Contró
@AldoContro