“A la voz de la hojita es la sanación de la virgencita”
Gabriel Eduardo Estrada Martínez
hongo_seta@live.com.mx
La medicina tradicional indígena comprende una gama amplia de conocimientos respecto a la salud, conocimientos que han pasado de generación en generación y han trascendido hasta nuestros días, y que ahora son considerados patrimonio de la cultura mexicana.
La riqueza de la medicina tradicional se ve reflejada en los usos y costumbres de los pueblos indígenas, donde médicos tradicionales, curanderos, yerberas y sobadores, entre otros, curan con distintas técnicas cuya esencia compartida radica en el conocimiento de la relación cuerpo y espíritu.
Con la intención de rescatar los usos de las plantas que conforman la farmacopea indígena, realicé una investigación en Huautla de Jiménez, Oaxaca, comunidad indígena entre cuyas características distintivas se encuentra el curanderismo. Son mazatecos quienes habitan este territorio, grupo étnico autodenominado Shota tijtoón en su lengua, lo que significa gente originaria.
La historia subraya que los investigadores neoyorquinos: Robert Gordon Wasson y, su esposa, Valentina Paylovnia fueron quienes dieron realce a las plantas alucinógenas de la sierra mazateca, entre ellas la Salvia Divinorum, la semilla de la virgen y la diversidad de hongos que se encuentran en la zona.
Salvia Divinorum es el nombre científico de la planta popularmente conocida como hoja de la Pastora, de la María Pastora o Ska María Pastora, y la cual es considerada consagrada a la Virgen María. Su nombre en latín se entiende como "Salvus”, que significa sano o salvo, lo que indica sus virtudes, y "Divinorum", que significa "del adivino", y que indica el uso dado por los indígenas Mazatecos. La sustancia psicoactiva contenida en la María Pastora se denomina salvinorina.
A decir de Furst, investigador que llegó a continuar el estudio de la plantas psicoactivas “Las y los chamanes mazatecos de Oaxaca usan Salvia divinorum, también llamada “hierba de la pastora” o “pastora”, en rituales adivinatorios y curativos como sucedáneo, en general, de los hongos psicoactivo” (1976:164).
La Pastora es una planta fría que crece en lugares fríos, cubiertos y donde hay humedad, se diferencian por hembra y macho y que, al igual que los hongos, se consumen en pares. Por las características de frialdad de la planta, en temporadas de calor -marzo, abril y mayo- es cuando más se consume.
Me comentó Filogonio García Martínez, bisnieto de María Sabina, que la Pastora es muy amargosa, que es muy difícil que logres ver a la primera y que la primera vez que la consumes la planta explora e indaga la “fe” que el paciente o la persona tiene para hallar y corregir su mal. Y contó que una vez consumió 300 pares de hojas, las molió y las bebió, y que, aunque cerraba fuerte la boca, “pues a vomitarlo”, después de lo cual tuvo un viaje espléndido. Que el efecto puede durar 50 minutos o una hora, pero el inicio es espontáneo. “La pastora es fuerte, es la manga que tiene la mamá, que es la Virgen María.”; y agregó que las visiones “son relampagueantes”, por lo que “hay que ponerse buzo para ver las imágenes, este es muy delicado porque si le faltas el respeto puedes quedar trastornado”.
Para el ritual se practica una dieta de cuatro días, antes y después de la ingesta, durante los cuales no se come fuera de casa, no se tienen relaciones sexuales, no se saca la basura y no se lava la ropa que se usó en el viaje, hasta después de pasados los 4 días.
Por su parte, la Señora Adela Ortega, quien vive en el cerro Fortín, me platicó que la Pastora se mastica o se licua, pero se echa en pares. Y contó que: “Cuando yo comencé me hizo efecto con 60 hojas. Las visiones son relampagueantes y el viaje dura aproximadamente 2 horas, antes de hacerlo debes estar ligero, probar solo líquidos, estar 4 días en abstinencias antes y después de concebir el ritual.” Dijo además que las reacciones que se tiene al tomarla son temblores y fríos corporales, además de dar ganas de llorar y hablar.
Su esposo, Marcelino Alvarado (finado), trabajó 50 años con la medicina, en especial con los hongos, y ella lleva 40 años dedicándose a la medicina. Mencionó que únicamente se la da a quienes hacen la ceremonia, porque han llegado a comprarle para sacarlos y eso no le gusta; sin embargo, lo ha hecho para una doctora de la ciudad de Guanajuato que decía usarla para generar medicamentos contra ataques epilépticos.
Dalia, hija de la señora Adela y el finado Marcelino, también mencionó a las gentes que quieren ver a la primera para recordar la peculiaridad de la planta acerca de que la primera vez te inspecciona, te analiza. Y dijo que las etapas para la búsqueda de la salud con Salvia se realizan de esta manera: En primer lugar se hace una limpia con hojas sagradas, puede ser albahaca, ruda o incienso; para después se pasa un huevo que absorbe e intercambia la energía de la persona; y ya por último se consume la Pastora. “Estas son las etapas que te llevan al rumbo de la luz”.
Dalia es heredera de conocimientos ancestrales, es partera y da terapias a las madres primerizas, además de curar con plantas sagradas. “¡Para mi es algo muy bonito! Lo realizo por mi gente. Es un Don que traigo de nacimiento, pues el gran espíritu me lo ha brindado. Mi padre me enseñó desde los 4 años de edad. Yo tuve contacto con los hongos sagrados desde que estaba bebe ¿de qué manera? Pues por la leche materna. Mi primera ceremonia la realice a los ocho años.”
Durante las entrevistas los especialistas manifestaron que durante la primera experiencia con salvia, para tener seguridad, lo mejor es hacerlo acompañado de alguien que lo haya realizado previamente. Así mismo se necesita una preparación mental y meditar tres días antes del viaje. La meditación y el ayuno son de suma importancia porque centra la atención en lo que se desea saber y ver.
Agradecemos a los entrevistados por compartir sus conocimientos tradicionales sobre las plantas y sus usos, conocimientos que no son reconocidos por la medicina moderna, pero que terapéuticamente son eficaces para recuperar la salud de la personas.
Bibliografía
Schultes, Richard Evans (1982), Plantas de los Dioses: orígenes de los usos de los alucinógenos, México, F.C.E.