Los sitios supervisados para inyección de drogas son, como su nombre sugiere, habitaciones en las que usuarios de drogas inyectables cuentan con servicios como jeringas limpias y nuevas, supervisión de algún par o profesional de la salud, y en caso necesario brindar la asistencia necesaria en caso de entrar en una crisis por sobredosis.
El objetivo de estos sitios es, a grandes rasgos, proveer de ciertos servicios de salud a los usuarios, quienes por su condición de ser estigmatizado y perseguido, muchas veces se ve alejado de información sobre las sustancias y cómo usarlas con reducción de riesgos y daños a la salud.
Por ejemplo, para el caso de sustancias inyectadas es importante tener acceso a jeringas limpias y nuevas para evitar el contagio de enfermedades como el VIH y hepatitis. Además, según las capacidades del centro, es posible contar con naloxona, sustancia antagonista de los opiáceos y que puede revertir los efectos fatales de una sobredosis de sustancias como la heroína.
Evidencia de países como Canadá sugiere que la implementación de estos sitios está relacionado con una tasa de mortalidad por sobredosis más baja (88 menos muertes por sobredosis por cada cien mil personas por año) y 67% menos llamadas a ambulancias para atender sobredosis, así como menor infección de VIH.
En México han existido esfuerzos por implementar este tipo de servicios en las principales zonas de uso, como Mexicali, Baja California. Sin embargo esto se ha visto impedido por desentendimiento con las autoridades locales.
Con información de drugpolicy.org y ncbi.nlm.nih.gov