En la noche del 11 de noviembre de este año, se publicó en el Boletín Oficial de Argentina la nueva reglamentación de la Ley de Cannabis Medicinal con la firma del actual presidente, Alberto Fernández, la cual permite que quienes necesiten el cannabis con fines terapeúticos, puedan hacerlo fuera de la clandestinidad.
Sin duda este gol es fruto de la lucha de organizaciones que se movilizaron desde años atrás en un juego contra la prohibición que a nivel América Latina, parece, llevan la delantera.
En esta jugada que marcó el gol, se contemplan cuatro beneficios:
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Se permitirá el cultivo personal o en red, es decir, a través de las organizaciones cultivadoras que tienen tiempo y experiencia. El acceso al autocultivo requerirá necesariamente receta médica
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Se prevé el expendio de aceites, cremas y demás derivados, en farmacias habilitadas
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Propiciará la producción estatal en laboratorios nacionales (algunos con capitales extranjeros) así como la vinculación con las universidades que ya han hecho investigación al respecto
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Se incorporarán nuevas patologías más allá de la epilepsia refractaria, la cual -antes de la nueva reglamentación- era la única enfermedad permitida para tener acceso al cannabis medicinal
Dicha reglamentación, llegó para reemplazar a la del 2017, la cual castigaba hasta con 15 de años de prisión la tenencia de semillas y plantas, limitando el uso medicinal a pacientes con epilepsia refractaria.
No obstante, en este juego por la legalización del cannabis, países como México y Colombia se encuentran detrás incluso teniendo tiros de esquina ventajosos.
El caso de Colombia sorprendió al inicio del mes de noviembre cuando con un total de 102 contra 52, la plenaria de la Cámara de Representantes decidió archivar el proyecto que buscaba regular el cannabis industrial y recreativo.
Los argumentos en contra fueron un penal con “pata chueca”, pues con la oportunidad en frente de regular, pero en un intento de negar lo dicho por la ciencia, las organizaciones de activistas así como los y las propias usuarias, el congresista Christian Garcés, recalcó que “el cannabis es dañino para la salud, genera dependencia, síndrome de abstinencia, pérdida de memoria y trastornos mentales" o lo dicho por Edwin Valdés, del Centro Democrático, al mencionar que la legalización no traería beneficios, sino que "se abre la puerta a la comercialización y el narcotráfico”.
¿Y México?
El medio tiempo ha durado más de lo esperado con tanta prórroga, aunque cabe la esperanza que antes del 15 de diciembre se respete el dictamen de la Suprema Corte que enunció como inconstitucional la prohibición absoluta del consumo lúdico y recreativo; sin embargo, esta oportunidad de meter gol se aleja mucho del respeto a los derechos humanos de las personas usuarias.
El día de ayer, jueves 12 de noviembre, el Movimiento Cannábico Mexicano (MCM) hizo un llamado a través de sus redes sociales para que se detenga en cuanto antes la discusión en el senado el proyecto del dictamen que expide la Ley Federal para la Regulación del Cannabis, que iniciará el día de hoy, 13 de noviembre.
De aprobarse
“se aceptarían violaciones a derechos humanos e implicaría un control mayor que el presente en la ley vigente. Además, seguiría difundiendo los estigmas y la discriminación al fomentar un ambiente de exlusión y fiscalización hacia las y los usuarios de cannabis, a quienes exigiría solicitar permido para poder ejercer su derecho al libre desarrollo de la personalidad en materia de consumo y cultivo de las diversas partes de la planta”, afirmaron.
Como ya hemos dado seguimiento en La Dosis, las principales exigencias del MCM buscan integrar en un mismo proyecto, cuatro puntos “que garantizan el pleno ejercicio al libre desarrollo de la personalidad en materia de consumo y cultivo”, y son los siguientes:
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Posesión libre
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Espacios compartidos en igualdad
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Trato digno
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Cultivo libre
En este segundo tiempo que se jugará desde hoy en el senado, las oportunidades de meter gol parece beneficiarán a todxs excepto a los derechos humanos de las personas usuarias. ¿Quién ganará el partido? ¿Cuáles serán las próximas jugadas del MCM ante una regulación no funcional y discriminatoria?