“Una buena muerte es posible” aún si el cuerpo enferma sin cura. Hoy, las investigaciones científicas en torno a la psilocibina en personas con enfermedades terminales, abren los ojos de la medicina para encontrar nuevas formas de abordar el final de la vida. 

Créditos: @honguitosmx
 

El cuatro de agosto pasado, una noticia sorprendió al mundo de la psicodelia: después de poco más de cien días, la ministra de Salud, Patty Hajdu, aprobó a cuatro canadienses con cáncer terminal el uso compasivo de psilocibina como tratamiento para la angustia en el desenlace de su vida.

Una noticia que permite poner el ejemplo en las políticas internacionales en torno a las investigaciones y usos de la sustancia psicoactiva, pero ¿qué es el uso compasivo y cuáles han sido los principales resultados en las investigaciones con psilocibina?

Se entiende por uso compasivo a la utilización de medicamentos experimentales, productos biológicos o dispositivos médicos no autorizados para fines comerciales. Aunque en términos contemporáneos, también se acuña al uso de ciertos medicamentos con fines distintos a los prescritos.   

El concepto procede del inglés compassionate exemption y no proviene de la acepción española de carácter bondadoso o caritativo sino que indica la excepción a la norma de uso general dentro de la terminología farmacológica. Cabe aclarar que no todas las personas pueden solicitar el uso compasivo pues su autorización está destinada a la atención de necesidades concretas en individuos específicos. Las principales características que debe tener una persona que lo solicite son: 

  • La enfermedad es grave o potencialmente fatal y requiere atención inmediata.

  • No hay tratamiento disponible o bien los tratamientos aprobados para la enfermedad no sirvieron.

  • El médico de cabecera acepta el hecho de que no hay otras opciones y que el tratamiento experimental podría ayudar.

  • La compañía que produzca el medicamento acepta proporcionarlo, entre otras. 

De los 50 y hasta principios de los 70, se desarolló una gran cantidad de literatura científica que documenta los beneficios clínicos de la psilocibina en consumo dependiente de sustancias, ansiedad, depresión, estrés post-traumático así como la angustia existencial prevaleciente e intensificada en personas con enfermedades terminales. 

No obstante, dichas investigaciones se redujeron considerablemente al prohibir las sustancias psiquedélicas tras el Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas firmado en Viena, Austria en 1971, colocando a la psilocibina en la Lista 1 de sustancias ilícitas por ser ーen supuestoー una “sustancia sin propósito médico [aceptado] y con alto potencial de abuso y daño severo a la salud”, encontrada en la misma categoría que la heroína. Con todo, a partir de los 90 comenzó un re-despertar en la ciencia. 

Anthony P. Bossis, es psicólogo clínico y profesor asistente clínico de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. Es una de las principales figuras dentro de la investigación con psilocibina desde el 2009, cuyo principal enfoque es precisamente el uso compasivo de la sustancia. 

“Las personas con enfermedad médica avanzada a menudo experimentan ansiedad, sentimientos de desesperanza y pérdida de significado y valor de su vida. Algunos concluyen que no vale la pena vivir y desean acelerar su muerte”, según el diagnóstico de la investigación titulada“Terapia con asistencia psicodélica: prioridades clínicas y de investigación de cuidados paliativos” publicada en 2018 en Journal of Pain and Symptom Management.

Las investigaciones que involucran psilocibina han mostrado un beneficio significativo ya que “junto con la psicoterapia produce efectos ansiolíticos y antidepresivos rápidos, robustos y duraderos”. 

"Esto cambió mi vida (...) no puedo ni imaginar el miedo al cáncer. (...) sentí gratitud como nunca antes en mi vida. Me sentí totalmente bienvenido”. 

"La muerte no importa".

"Acabo de escuchar que la vida y la muerte son un continuo, solo queremos terminar donde comienza el otro". 

"Estoy sin miedo a la muerte. La muerte es parte de la vida".

 

Son algunos de los testimonios que ha recopilado Anthony P. Bossis y que pudo expresar a través de una conferencia organizada por ENDWELL y publicada en Youtube en 2018.

Créditos: @honguitosmx

Un creciente cuerpo de evidencia muestra que el bienestar existencial y espiritual en los pacientes con cáncer está asociado con mejores resultados médicos, mejor calidad de vida y sirve como amortiguador contra la depresión, la desesperanza y el deseo de una muerte. Tales resultados no sólo prevalecen días sino meses después de su aplicación. 

“En el seguimiento de 6-5 meses, después del cruce el 60-80% de los participantes continuaron cumpliendo los criterios para respuestas antidepresivas o ansiolíticas clínicamente significativas”, según la investigación publicada en enero del 2020 titulada “Experiencias individuales en cuatro pacientes con cáncer después de psicoterapia asistida por psilocibina”

Resta un camino largo y significativo para observar con mayor luz cómo la psilocibina puede ayudar a los individuos a tener un ocaso de vida menos tortuoso en personas con enfermedades terminales. Sin embargo, queda clara la posibilidad de recibir con brazos abiertos la muerte gracias a una sustancia a la que es necesario sacarla de una clasificación equivocada que la mantiene prohibida.