Coordinación respiratoria: Cuando los sistemas circulatorio y respiratorio entran en un estado de equilibrio, cuando la cantidad de aire que entra en nuestro interior equivale a la cantidad que sale y nuestros cuerpos son capaces de llevar a cabo todas sus funciones esenciales con el mínimo esfuerzo.
¿Para qué sirve la coordinación respiratoria? De acuerdo al periodista e investigador científico James Nestor, autor del libro Respira*, sirve para que nuestro cerebro funcione al máximo de eficiencia y podamos recuperar el enfoque y la concentración o para sanar problemas como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), la ansiedad, el insomnio así como los ataques de pánico e incluso la depresión.
“La vida del yogui no se mide en el número de sus días, sino por el número de sus respiraciones”. Escribió el maestro de yoga B.K.S Iyengar, quien, tal y como cuenta Nestor, pasó varios años en cama durante su infancia hasta que aprendió yoga y recuperó su salud respirando. Murió con 95 años.
En la década de los ochenta se llevó a cabo el Estudio Framingham, un programa de investigación longitudinal de setenta años que encontró que “el mayor indicador de esperanza de vida no era la genética, la dieta o la cantidad de ejercicio diario, sino la capacidad pulmonar.” (pág.79*)
Quienes aprenden a ensanchar voluntariamente su capacidad pulmonar mediante diversas técnicas y con distintos fines, son llamados PULMONAUTAS.
Los textos más antiguos que conserva la humanidad, los Vedas, hablan primero acerca del Soma (presuntamente Amanita muscaria) y la Vijoia (cannabis) como los elementos centrales de esa cultura para ser felices y alargar la vida.
Posteriormente, quizá por la escasez de setas al emigrar a otros lugares, aparece la ciencia de la respiración como medio para lograr la alteración de la conciencia.
El psiquiatra Stephen Porges estudió el sistema nervioso y su respuesta al estrés durante treinta años y observó que cuando el nivel de estrés percibido es muy alto, el nervio vago ralentiza la frecuencia cardiaca, la circulación y las funciones de los órganos, generando problemas de comunicación a lo largo de la red del sistema nervioso autónomo y del nervio vago.
Las enfermedades mentales así como los cánceres más comunes afectan órganos en los que se interrumpe el riego sanguíneo durante periodos largos de estrés.
También descubrió que forzándonos a respirar lento podemos abrir la comunicación a lo largo de la red del nervio vago y relajarnos, por lo que respirar nos enseña a acceder conscientemente a nuestro sistema nervioso autónomo y controlarlo.
Lo primero que debemos hacer para regular nuestros niveles es, literalmente, cerrar la boca; o sea, abandonar el hábito nocivo de respirar con la boca abierta, tanto estando despiertos como dormidos.
Un adulto medio utiliza solamente 10% del alcance del diafragma al respirar, lo cual sobrecarga el corazón, eleva la presión arterial y provoca problemas de circulación. Ampliar estas respiraciones por lo menos un 50% permite que todo el cuerpo trabaje más eficientemente, en especial el cerebro.
Dice James Nestor que respirar es como remar: “hacer chorrocientasmil paladas cortas y forzadas te llevará a donde vayas, pero son algo ridículo en comparación con la eficiencia y la velocidad que se logran haciendo menos paladas más largas.” (p. 108*)
Los Drs. Gerbarg y Brown cambiaron el patrón respiratorio habitual de sus pacientes con depresión y ansiedad logrando excelentes resultados. Publicaron varios artículos académicos sobre el poder de la respiración lenta, que ellos llamaron respiración resonante o respiración coherente.
Los resultados eran notables incluso al ser practicados solamente entre cinco y seis minutos al día. El ritmo respiratorio más eficiente se daba cuando la duración de las respiraciones y el número total de respiraciones por minuto alcanzaban la simetría: inhalaciones de 5.5 segundos seguidas de exhalaciones de 5.5 segundos, lo que da como resultado casi exactamente 5.5 respiraciones por minuto.
¿Qué tiene de especial este patrón respiratorio? Que coincide con el que se alcanza con la repetición de mantras hindúes y con otras técnicas respiratorias que en la antigua ciencia yóguica fueron diseñadas para calmar la mente y las emociones.
Con nombres distintos, de formas distintas, en distintas épocas de la historia humana, todos aquellos pulmonautas habían descubierto lo mismo. Descubrieron que la cantidad óptima de aire que deberíamos ingerir en reposo por minuto es de 5.5 litros. La frecuencia respiratoria óptima es de unas 5.5 respiraciones por minuto. Esto supone inhalaciones de 5.5 segundos y exhalaciones de 5.5 segundos. Esta es la respiración perfecta. (p. 133*)
@mindsurf33
*James Néstor. Respira. La nueva ciencia de un arte olvidado, Planeta, México, 2021.