Los pachecos asiduos conocemos varios de los pormenores de consumir cannabis en cualquiera de sus presentaciones. Pero para aquellos que comienzan a experimentar, puede resultar difícil distinguir los hechos de los mitos. Hoy vamos a establecer algunos puntos para tomar en cuenta si apenas estás conociendo a María.
Ojo: el objetivo de esta información no es incitar al consumo, sino dar herramientas para quienes piensen o ya hayan decidido consumir. La edad mínima recomendada para iniciar el consumo de cannabis es hasta los 21 años.
1. Se fuma la flor, no la hoja
La hoja de marihuana puede simbolizar varias cosas, en especial para quienes le tenemos tanto cariño. Pero, a pesar de su presencia en la cultura popular, no es la parte que le interesa a quienes busquen sus efectos psicoactivos, pues tiene muy pocos cannabinoides.
En realidad lo que se busca es la flor, el cogollo, donde se encuentran concentrado la mayoría de “moléculas divertidas”. Fumar la hoja, por su parte, causa mareo y dolor de cabeza por los productos de combustión que son inhalados.
2. Nunca verás “elefantes rosas”
Aunque el cannabis sí provoca cambios en la percepción, nunca habrá alucinaciones. Las distorsiones más fuertes son en el sentido del tiempo, espacio, equilibrio y la memoria, entre otros. La idea de que un gallo desencadena un viaje más bien parecido al del LSD u otras sustancias es consecuencia de la desinformación propiciada por el prohibicionismo.
3. No toda la mota es igual
Si apenas vas en tus primeros toques te costará tiempo darte cuenta de esto por ti sólo, pero los efectos psicoactivos de la planta varían en gran medida dependiendo de la calidad y la cepa particular de cada cogollo. Y, contrario a lo que la mayoría de la gente piensa, no todas las variedades provocan sueño o relajación (algunas son todo lo contrario).
Desafortunadamente en el mercado negro es imposible tener certeza de esto, y el consumidor queda a merced de lo que el dealer tiene para ofrecer. Esto causa que la experiencia no necesariamente sea la deseada.
4. Mientras menos cocos, mejor calidad
Los “cocos” son la semilla. Si tus cogollos tiene semilla significa que la planta fue polinizada, lo que demerita su calidad. Y aunque los cocos tienen su utilidad, como la extracción de aceites esenciales o su potencial uso como súper alimento, para quien busque la mayor presencia de cannabinoides posible, esta es señal de un cultivo poco cuidado.
5. Los comestibles son totalmente distintos
¿Qué tanto podría cambiar si es la misma sustancia? Mucho. Para empezar los efectos comienzan a percibirse hasta una hora después del consumo, son mucho más intensos y duraderos. Esto confunde a varios incautos que, al pensar “no me pego”, ingieren dosis muy altas o a las que no están acostumbrados.
La confusión viene cuando horas después no “bajan del viaje” y lo atribuyen a que el comestible estaba adulterado con otra sustancia.