El uso de sustancias psicoactivas para alcanzar estados alterados de conciencia es un práctica tan antigua como la humanidad misma. Sin embargo, el cuerpo humano es capaz de alcanzar estos estados por otros medios. Hoy explicaremos dos de los más comunes: la meditación y el ejercicio.

Meditación

Las prácticas de meditación a lo largo del mundo son tan variadas como lo son las distintas cosmovisiones de todo tipo de civilizaciones. Pero a grandes rasgos se pueden identificar rasgos compartidos entre todas estas prácticas.

Una de las metas principales de quienes meditan es la observación de su mente y sus pensamientos para llevarlos a un estado de calma. Otro de los objetivos particulares es “disolver el sentido del yo provocando estados alterados de conciencia a través de la meditación” asegura un artículo publicado en Frontiers in Psychology.

En esta revisión de una extensa cantidad de evidencia científica, los autores identificaron varios aspectos de la pérdida de la conciencia. Entre ellos se incluyen: aspectos narrativos ligados a la memorio autobiográfica; pensamientos relacionados con el yo y viaje mental por el tiempo; y aspectos encarnados arraigados en procesos multisensoriales. Estos pueden ser igual afectados por la meditación y el uso de sustancias psicodélicas.

Y cuando uno revisa las anécdotas de personas para quienes el uso de psicodélicos representó una gran mejoría en su salud mental y calidad de vida no es extraño que se mencionan esos mismos factores como parte fundamental del proceso al cual califican de trascendental.

Así mismo, se necesita señalar el papel de la Red de Modo Predeterminado, DMN por sus siglas en inglés (DMN) y que se encarga de procesar muchas de las interacciones entre diferentes partes del cerebro. Cuando se ha analizado a personas con técnicas de resonancia magnética, tanto en estado de meditación como bajo los influjos de sustancias como la psilocibina y el LSD, se ha observado un disminución en la actividad de la DMN.

Ejercicio (correr)

Imagen: DAN WOODGER

Así mismo, otro fenómeno que se ha investigado en tiempo recientes es el high de corredores, o esa sensación de placer que las personas que practican el correr afirman sentir y por la cual es una actividad fundamental en sus vidas.

Un artículo publicado por investigadores de la Universidad de Finlandia reveló que uno de los resultados fue que el ejercicio incrementa los niveles de anandamida, un cannabinoide que nuestro cuerpo produce de manera natural. En el mismo texto, los participantes aseguraron que esta actividad se percibe como un ‘estado alterado de conciencia’. También se reportaron efectos como los atletas describen lo siguiente: felicidad, unidad con la naturaleza, armonía interna, energía sin límites, y paz eterna.

Esto se ha explicado por la producción de endorfinas, hormonas relacionadas con la sensación de placer, tras la realización de la actividad física. Para contextualizar, cabe señalar que la endorfina es muy similar en estructura a la morfina.

De igual forma se ha propuesto que un descenso en la leptina como un factor importante. Ésta hormona está encargada de mandar señales al cerebro para indicar cuando tiene suficiente “combustible” y energía. Por ende, menos leptina incrementa la motivación por actividad física como una forma de aumentar la exploración y la búsqueda de comida. Gente con menores niveles de leptina, como los maratonistas de alto rendimiento, podrían potencialmente ser más susceptibles a los mecanismos recompensantes del correr.