El #Plantón420 se ha vuelto un bastión para la lucha y ejercicio de los derechos de los usuarios de cannabis. Una de estas historias es la de Joel, un paciente de cáncer que ha encontrado en la planta amiga no solo la medicina que necesita para una nueva oportunidad para su salud, sino también un nuevo sentido para su relación con la marihuana.
Joel forma parte de los voluntarios que en sus actividades cotidianas realizan las labores necesarias para que el Plantón opere con seguridad: “Yo, mi situación del por qué estoy aquí es un tipo de gratitud, porque yo soy paciente activo de cáncer por lo cual he recurrido a este método y me ha funcionado de manera increíble aunque la gente no lo crea. Yo fui operado en el 2017 de cáncer de estómago, me quitaron prácticamente todo, sólo me dejaron 10%”.
“A partir de este momento me retiraron todo tipo de medicamentos. Pero yo empecé a sentir los efectos de la operación, en este caso perder el apetito. Una de las funciones esenciales, dejé de comer. Por la misma situación mi estómago no podía recibir medicamentos de los que todo mundo consume. Yo dije, mi medicina está aquí”.
Para Joel, el acceso a la planta no solo cambió la calidad de su vida, también transformó su relación con la planta, e hizo de él un usuario más comprometido con el cambio social.
“Anteriormente yo la había usado, más joven, de otra forma,, con otro modo de pensar. Más juvenil, más liberal. Pero hoy es diferente, he empezado a vivir y compartir con la gente, con amigos. Con mi familia lamentablemente en este momento tienen este prejuicio. Tuve este distanciamiento que tenemos todos los usuarios del cannabis por la sociedad.
“Tuve que salir de la casa porque no aceptaron que fuera [usuario], no sé qué pensaron. Entonces aquí ando [en el Plantón] y estoy de voluntariado. Por la misma situación de ser paciente activo no estoy trabajando por la emergencia sanitaria, yo trabajo en hotelería y no estoy trabajando, pero se me está pagando mi salario”.
Así fue que, cuando por varias razones se vio alejado de su familia y trabajo, acudió con los activistas del Plantón, no sólo para ocupar su tiempo, sino también para continuar con su educación cannábica:
“Dije, ¿en qué empleo mi tiempo? Porque sí empecé a sentir un poco de crisis por esta situación tan difícil. He venido y he liberado las preocupaciones de ser paciente de cáncer. El estrés y demás, les llamo yo, enfermedades modernas del día de hoy.
“En el voluntariado estoy con los chicos, comparto solo un poco de espacio para poder aprender un poco más y empezar a llevar este aprendizaje a las demás generaciones, que empiecen ellos a quitarse el prejuicio de la medicina que siempre ha existido”.
Cosas como los talleres de cultivo y aprender cómo tratar a una planta, es revitalizante para Joel. “Vuelves a ser estudiante”.
“En mi juventud había mucha ignorancia, solo se fumaba por rebeldía, pero hoy me doy cuenta de la parte verdadera y es muy distinta. Este mundo yo lo quiero descubrir porque es inmenso, es fabuloso. Yo quiero ser parte de esta revolución verde”.
La Dosis: ¿Qué es lo que más amas de la planta amiga?
“Es todo... Es como regresar a lo esencial, a lo original. En mi trabajo, he podido ver muchos lujos en las personas que atendemos. Yo trabajo en Polanco, en el hotel W, soy de room service. (Un saludo a todos mis amigos marihuanos que son de closet).
“Entonces ves los dos puntos. Yo veo los excesos y cómo la gente puede gastar de una manera increíble miles y miles de pesos en destruirse de esa manera, cuando uno lo que quiere es una oportunidad de vivir. Y muchos hoy día van a irse sin un bocado a la boca. Es increíble, yo veo esa comparación y no me gusta ese mundo, es irreal, es subjetivo, se va fácil. Y el real es este, el que todos vivimos como seres humanos”.