Seguramente hemos escuchado cientos de historias de nuestrxs cercanxs sobre un “mal viaje” que tuvieron al consumir cierto psicodélico, así como también es probable que tú hayas tenido uno o varios en algún momento de tu vida. Sin embargo, ¿qué es exactamente un mal viaje? ¿Podemos evitarlo? ¿Cuál es la diferencia entre un “mal viaje” y una experiencia desafiante?
En la quinta y última pecha psicoactiva llevada a cabo el pasado lunes 19 de octubre por el Instituto RIA, donde participaron diferentes expertxs sobre el uso de sustancias psicodélicas, estuvo presente la Dra. Joyce Braverman, quien ha dedicado parte de su vida a la investigación y tratamientos con psicodélicos en California Institute of Integral Studies (CIIS).
Joyce, apuntando a la relevancia no sólo de la función farmacológica de la sustancia, destacó que el Set y Setting en contextos terapéuticos con psicodélicos son fundamentales para guiar una sesión beneficiosa, aún si se torna turbulenta o hacia un “mal viaje”.
Lo anterior depende de quién es la persona, de dónde viene, cuáles son sus expectativas de consumo e intenciones (Set), así como del lugar donde se lleva a cabo la experiencia y las personas quienes le acompañan (Setting). Elementos que “tienen al final un impacto en la respuesta de la experiencia”, explicó.
Por tales razones, el proceso terapéutico o el consumo psiconáutico con la sustancia no se limitaría el evento en cuanto tal sino a la preparación pre y a la integración post-experiencia para que los resultados tengan efecto en el futuro.
Sin duda el Set y Setting son dos elementos primordiales que se colocan sobre nuestras manos para poder controlar y guiar nuestra experiencia psicodélica. Cabe mencionar que ciertos factores son incontrolables durante el viaje, sobre todo para las personas menos experimentadas pero que, aún así, se animan a navegar su conciencia ayudadas de los barcos enteogénicos.
Es común leer y escuchar sobre los “mal trips” en personas que nos comparten cómo vivieron el viaje, pero lo que hay que dejar claro es la diferencia entre un “mal trip” y una experiencia desafiante.
Un “mal trip” generalmente (si no es que en todas las veces) es inducido por una poca o nula preparación de nuestro Set y Setting. Es evidente que de no tomar en cuenta estos elementos anteriormente explicados, puede conducirnos a situaciones desagradables y hasta peligrosas para nuestra integridad física y mental. De hecho, el no reconocimiento de la importancia de la preparación interna y externa fue un factor clave detrás de los problemas con los ensayos clínicos con LSD en los 60s, fundamentando la propaganda antidrogas de aquella época.
Por otro lado, una experiencia desafiante (ya sea en contextos rituales u occidentales), se distancia de un “mal trip” porque sucede en el marco de una adecuada preparación, no obstante, las reacciones pueden no ser tan placenteras como nos gustaría.
En la investigación titulada “Hacer buenos los ‘malos viajes’: cómo los usuarios de psicodélicos transforman narrativamente viajes desafiantes en experiencias valiosas”, publicada en enero del 2021 en la revista científica International Journal of Drug Policy, casi todxs lxs participantes tuvieron en algún momento de su vida experiencias atemorizantes al usar psicodélicos, muchos los describieron como “malos viajes” aunque terminaron por caracterizarlos como beneficiosos y, en algunos otros, como transformadores.
La investigación consistió en una serie de entrevistas a 50 usuarias y usuarios de psicodélicos que a lo largo de su vida los consumieron entre 10 y 50 veces. Los de mayor consumo fueron LSD, psilocibina, 2C-B, DMT y ayahuasca, respectivamente.
Las personas participantes describieron las características de las historias de sus “mal trips”, obteniendo un perfil del mal viaje que consta de elementos clave como: sensación de perderse o volverse locx, disolución del ego, despersonalización, ansiedad, así como algunos efectos somáticos como mareos y palpitaciones cardiovasculares.
Casi todxs lxs participantes experimentaron malos viajes y describieron el resultado de dosis muy altas, particularmente de psilocibina, LSD o DMT, a menudo con visiones fascinantes y sentimientos de unidad y bienestar. Lo desafiante fue el giro negativo, dejando al/la usuarix angustiadx, luchando por una solución.
A pesar de ello, la mayoría argumentó que las experiencias desagradables durante estos habían sido beneficiosas y, en ocasiones, les habían brindado conocimientos profundos existenciales y que alteraron la vida.
“Aunque son desagradables, se ha argumentado que tales experiencias pueden ser una de las claves para los posibles efectos beneficiosos de las sustancias”, menciona la investigación.
Cabe destacar que las anteriores experiencias fueron significativamente más recurrente a las que se llevaron a cabo en contextos de laboratorio.
“Esto puede estar relacionado con factores contextuales en entornos controlados y seguros; con la preparación y apoyo adecuados, los malos viajes suelen ser benignos”, explican.
Los resultados de las drogas no son resultados simples de la bioquímica, más bien dependen del medio social del usuarix, su mente y sus expectativas. Por eso la justa reiteración de las personas expertas, psiconautas y conocedorxs del tema sobre el Set y Setting.
Un “mal viaje” puede ser tan benéfico según nos preparemos para ello. No olvides que sin importar el tipo de propósito que se tenga (diversión, autoconocimiento o crecimiento espiritual, entre otros), hay que configurarnos interiormente y configurar también el exterior para poder guiarnos en las turbulencias de nuestra navegación psicodélica y así poder extraer todos sus posibles beneficios.