Uno de los peores enemigos de los usuarios de sustancias es el agudo olfato de los caninos policías (K9 por su fonética en inglés). Como hemos mencionado en este espacio, es sumamente difícil burlarlo puesto que la capacidad olfativa de los perros es capaz de detectar el más mínimo rastro del aroma que hayan sido entrenados para detectar.

Los perros tiene 25 veces más receptores olfativos que los humanos. Pueden percibir concentraciones hasta 100 millones de veces más pequeñas que nosotros. También son capaces de “separar los olores”. Barry Cooper, un ex-agente de narcóticos en Texas, cuenta que uno de los errores más comunes es intentar disfrazar el aroma con otras sustancias. “Llegué a encontrar mota envuelta en plástico, papel aluminio, cubierta de grasa, mostaza, y aromatizada con hojas secas o café. Si un perro pudiera hablar probablemente diría “huele a plástico, mostaza, aluminio, grasa, café y mota”, comenta.

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En ese sentido, la única forma de evitar que el perro detecte el aroma de la flor (o lo que sea que portemos) es sellarlo completamente en un recipiente hermético. Si intentamos camuflar usando otros aromas es probable que el perro pueda detectar la cannabis entre todo lo demás.

Algunas mochilas especializadas para marihuanos tienen compartimentos secretos, los cuales son forradas con cubiertas de carbón activado. Al parecer esta es la manera más efectiva de ocultar cualquier rastro de aroma. Tal vez valga la pena intentar usar carbón y armar algún maletín o mochila que ponga la balanza a nuestro favor.

Sin embargo, debemos remarcar que la mejor opción para evitar conflictos con la autoridad y no portar cannabis u otras sustancias prohibidas. Si bien la Ley marca 5 gramos como cantidad sugerida para que el Juez no ejerza acción penal, la verdad es que aún así existe obligación por parte de los policías de presentar al usuario ante un juez.

Es durante dicho trayecto que algún oficial malintencionado puede sembrar más cantidad de marihuana con el fin de extorsionar al usuario. 

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