Poco a poco vamos viendo cómo el gobierno actual se ha quedado sin ideas en materia de drogas. Y no es que hubiese presentado muchas ideas cuando inició, pero se esperaba que al menos regulara la marihuana pues solo era cosa de acatar los fallos del poder judicial.

El día miércoles, en su tradicional conferencia mañanera, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que preguntará a científicos sobre la opción de prohibir el fentanilo para uso médico y sustituirlo con otros analgésicos, "con el fin de evitar su contrabando y uso recreativo". Esta idea sorprendió a más de uno, pues es similar a la puesta en marcha por el expresidente Calderon, quien prohibió la pseudoefedrina para evitar que ésta se desviara del uso legal al ilegal; esto después de que, en una casa de las Lomas de Chapultepec, se encontraron millones de dólares producto del tráfico de pseudoefedrina, un precursor de la metanfetamina.

La prohibición de la pseudoefedrina, como se puede constatar, no disminuyó el uso de metanfetaminas ni su mercado ilícito, pero si dejó sin medicamento a miles de pacientes que la usaban para aliviar sus padecimientos. 

Del mismo modo, ahora, el presidente López Obrador quiere prohibir el comercio legal de fentanilo, para evitar que se desvíe del uso legal al ilegal. Sin embargo, no presenta datos de que esto realmente suceda, que el stock legal se desvíe al mercado ilegal. Y parece no considerar que ésta droga suele llegar al país de manera ilegal, por lo que su prohibición no parece que pueda ayudar en algo, cuando menos no en términos de salud pública. En la práctica, el presidente emula al expresidente en la propuesta de prohibir medicamentos.

Esta emulación de políticas impuestas por Calderón también se ha visto en la Conadic, donde se promueven las Cortes de drogas establecidas en 2009, y su comisionado, al presentarse en la asamblea anual de la comisión de drogas narcóticas (CND, por sus siglas en inglés) de la ONU, abrió su discurso recordando la propuesta de Calderón de adelantar la UNGASSS de 2019 al 2016.

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Queda claro. La 4T no tiene ideas diferentes en término de política de drogas y se ha limitado a imitar al expresidente Calderón, por lo que no podemos esperar diferentes resultados a los obtenidos en aquel gobierno.