Ese 15 de septiembre, “Día del Grito”, no fue como todos los que había vivido, esa fue una noche llena de música, dabs, mariguana y lsd. Una noche digna de contarla. Todo inició como a las 10 de la noche, después de haber cenado un rico pozole oaxaqueño, allá por los rumbos de Santa Cruz Meyehualco, en Iztapalapa.

Las notas musicales al ritmo de dub sonaban en las tornamesas amenizando la celebración de esa noche mexicana. Todo era perfecto, buena cerveza, excelente compañía y humo de indoor que olorosamente flotaba en el ambiente. De esas noches que de tan chido que la estas pasando se te antoja un ácido y no dudas en dártelo, ni el mejor escritor lo hubiese imaginado, el set y el setting perfecto para repetir la experiencia una vez más.

Sonaba Your sound is done en el aire cuando le comenté al Andy si se le antojaba un “ajo”. No dudo ni titubeo, simplemente dijo “Nos lo chingamos profe”. Entré al cuarto y saqué unos exclusivos que me habían regalado, yo mismo había visto como chorreaban la dietilamida en el papel secante con la figura de “Mario Bros”, su poder era justo el de una gota, entre 150 y 250 micras de poder holandés. Tomé la planilla, quité un cuadro y corrí para que cada quien se “matara sólo”, cada uno tomó el suyo. Cuando llegó mi hermano el mayor preguntó ¿qué están comiendo?,  pues vio como llevábamos el papel a nuestra boca y lo colocábamos debajo de la lengua. Fue tanta su curiosidad que se aventó como gato y le dijo a Lu que le gustaría probarlos. Se nos hizo la noche ideal para un rito de paso a la psicodelia en familia y le ofrecimos una micha para que no se fuera a “malviajar”.

En esas estábamos cuando vi que llegaba a la casa un grupo de jóvenes y entre ellos mi sobrino. Les di la bienvenida y les ofrecí unas “amargas”, brindábamos al ritmo de la noche. Mientras el ácido seguía haciendo su trabajo, se me antojo darle unos jalones a la pluma de live resin que llevaba conmigo. Tan a toda madre le estaba dando unos “jaliscos” que se me acercó una de las amigas de mi sobrino y me pregunto qué fumaba. Le dije que cannabis y yo creo que nunca había visto un cartucho porque me preguntó si le dejaba darse unos tanques, le dije que claro pues ya en otras ocasiones había visto que fumaban marihuana, le jaló y fue tal el sabor y el placer que sintió que le dio otro jalón, no le puse importancia. Antes de entregarme la pluma me dijo que si le podía invitar un jalón a su novio, contesté que sí y se dirigió hacia su grupo de amigos, pude ver que en el camino todavía se dio otros buenos tanques de ese vapor con olor a melón sabrosón de procedencia californiana.

En corto los efectos se hicieron presentes, le dije a Lu que cómo se sentía y dijo que bien, pero que estaba ya sintiéndose puesta, creo que esta madre ya me está poniendo. Alcancé a escuchar a mi hermano que se levantaba de la silla e iba a la recamara, lo acompañé y le dije que se relajara y lo disfrutara. Regresaba al patio con la banda cuando Axl me preguntó qué le había dado a Mariana, le respondí que se había dado unos jalones de la pluma y dijo que se estaba “pasoneando”. Fui con ella, jalaba aire ansiosamente, me dijo que le había pegado cabrón la mota y que se le dificultaba respirar, como el cuadro ya estaba en su apogeo en mi, le dije el principio básico del pasón: el efecto va a pasar.

En la TV el presidente daba el grito de independencia cuando llegó el Mike y dijo que mi carnal se estaba “pasoneando” y que fuera a verlo a la recámara. Llego y veo a mi carnal rezando con la biblia en la mano, ¡ah  caray!, exclamé e intenté no reírme,  le dije que cómo estaba y dijo que sentía que estaba muriendo, le respondí que todo estaba en orden pues había consumido aceite y ese era uno de sus efectos. Relájate  y disfruta de los fractales y colores, le dije y salí nuevamente al patio. Le platiqué a mi esposa que Óscar estaba hasta la madre de lsd, pero que todo estaba en orden. Fue cuando llegó a toda prisa mi sobrino, se le veía preocupado cuando me preguntaba qué le dábamos a Mariana pues ella ya quería llamar a su papá, que por cierto es policía; bien ácido imaginaba llegando al vecino con todo y patrulla, preguntando por qué su hija estaba así, jajajaja, la risa nuevamente, jajajajaja, ya sabrán. En corto me volví a conectar con la realidad, le dije a mi carnal que preparara un café para darles una ayudadita y que les dieran a tomar agua. 

El cuerpo de Mariana no aguantó y pude ver como expulsaba el pozole que ricamente había disfrutado momentos antes, le dije a Lu que estábamos justo en ese momento que se clasifica como el “pasón” y que pronto se sentiría mejor, pude ver a su novio como llegaba con un paquete de yakults que rápidamente Mariana absorbió. Entré a la recámara para monitorear a mi hermano y pude ver nuevamente que no se quitaba las manos de la cabeza y permanecía inmóvil sobre la cama. Me quedé observándolo y fue cuando mi otro carnal que había ido a preparar el café llegó preguntando quién quería tomar e invitando de la jarra que traía en la mano y vasos en la otra. Se acercó y le dijo a Óscar que se parara para tomar café y como impulsado por un resorte se paró y gritó espantado ¡No mames, ya me están velando!, jajajajajajajajajajajajaja, ya de plano no aguanté y estallamos en risa todos. Le mencioné que aún seguía aquí y lo invite a tomar su café, mientras el payaso de la risa se me metía, jajajajajajajajajaja.  Lo dejé recostado en la cama y salí al patio por no se cuantas veces ya, Mariana toda pálida ya estaba resucitando y sus amigos la alentaban. Tomé una cervecita y me dirigí a las tornamesas que amenizaban el suceso tragicómico. Aún no acababa la noche.

El silencio en el patio era tan evidente en esa noche de 15 de septiembre que inmediatamente le dije a Lu que por qué no se escuchaban cohetes, característico de los barrios populares de la CDMX. Le bajamos el volumen al soundsystem y, en efecto, silencio total de cohetes, sólo algarabía de la gente. Me dirigí a la puerta y al abrirla veo un grupo de vecinos que recibían a los bomberos que rápidamente llegaban a la cuadra, ¡ah caray!, dije nuevamente y les grité que se quemaba la casa del vecino a unas cuantas casas. Unos vecinos salían a ayudar y otros solamente salíamos a observar, en eso llega mi hermano el que se estaba pasoneando y le digo: ya ves, lo que ocasionas con tus pensamientos, se me queda viendo con ojos de espanto y me pregunta que si él había ocasionado eso, jajajajaja, otra vez estallamos en risa loca lsedosa sabrosa, que si no corro al baño me meo a mi mismo, jajajajajajajaja. 

La luz del amanecer nos sorprendía cuando mi hermano regresó a tierra, se acercó y preguntó, ¿a poco cada que se meten ácido sienten todo eso y van a donde yo fui?, jajajajajajajaja, fueron las últimas risas de esa noche. Avanzamos a la recámara pues el desgaste había sido al máximo y la quijada ya nos dolía de tanta risa.