Las cenas cannábicas se han impuesto como una de los eventos cannábicos favoritos entre usuarios neófitos y habituales. Su versatilidad es tal que incluso usuarios terapéuticas gustan de esta forma de consumo. Pero como una medida de gestión del placer, y evitar una pálida o un mal viaje, es necesario considerar al menos tres puntos clave:

El efecto puede demorar en presentarse entre 30 y 60 minutos. A difencia del consumo fumado cuyo efecto se presenta de forma inmediata, el efecto de las flores comidas puede demorar por lo que se sugiere no comer a prisa sino esperar a estar seguro que se puede sobrellevar el efecto. Esto es importante porque el efecto de los edibles suele durar más, y comer de más pensando que el efecto no ha sido suficiente suele ser el mayor riesgo de los usuarios de esta forma de consumo.

La dosificación de los platillos no debe ser mayor al consumo acostumbrado. Regularmente se considera que el consumo debe ser similar a lo que uno se fumaría, por lo que si eres usuario habitual puedes requerir de 80 a 100 mg o más de THC, mientras que quienes no suelen consumir o son neófitos con 30 mg pueda ser suficiente. Aquí también hay que consumir nuestros límites, porque una cantidad de consumo mayor a nuestros límites nos puede llevar a tener efectos indeseables, más aún si la cena incluye bebidas alcohólicas; en caso de ser neófitos, lo menos es siempre empezar por lo menos.

Es necesaria la descarboxilación para que el consumo tenga un efecto psicoactivo. La descarboxilación es el proceso térmico por el cual los componentes psicoactivos de las flores pueden absorberse por vía digestiva. Este proceso puede realizarse en diferentes momentos de la preparación o incluso hay quienes agregan la cannabis de forma posterior a la preparación de los alimentos, casi siempre a través de gotas derivadas de extracciones. Las diferentes formas de agregación modificarán el sabor de los alimentos de distinta manera, lo cual es uno de los factores que los chefs consideran antes de decidir la forma de usar el cannabis en sus platillos.


Como seguro ya te habrás dado cuenta cada vez son más los chefs y los colectivos que organizan cenas cannábicas o eventos donde cocinan con cannabis. Por lo que son muchas las opciones para degustar una deliciosa cena cannábica; solo no olvides considerar la experiencia del chef en el manejo la cannabis, incluyendo su dosificación, así como, por supuesto, la calidad y sabor de los alimentos preparados.

420 en el 20, una posibilidad próxima
Una experiencia recomendable es la que se presentará el próximo domingo en el Centro Histórico de la Ciudad de México: 420 en el 20 cena de altura.


En esta cena los controles los llevarán los chefs Gaby Villanueva, radicada en León, Guanajuato, donde además realiza cenas cannábicas de forma regular. Gaby estará acompañada por Alán Martínez, chef radicado en Morelia, quien se ha estado presentando en varios eventos cannábicos en el año reciente. Ambos chefs concursaron en la primera edición del Iron Chef Cannabis, reality para chefs que cocinan con cannabis; donde Gaby fue semifinalista, y Alán parte de la dupla ganadora.

Los chefs conceptualizan esta tertulia como una cena terapéutica con correcta dosificación, en la que presentarán un menú de 5 tiempos de comida de autor con toques de cocina molecular*, dos cócteles y un ponche especial.

Esta cena se complementará con exposiciones, rifas y más actividades informativas y divertidas. Seguro tendrás una experiencia sin comparación. Si gustas más información, puedes preguntar aquí.

¿Qué es la cocina molecular*?
Este término hace referencia al estilo moderno de cocinar y que pretende investigar las transformaciones químicas y físicas que ocurren en los ingredientes durante su preparación.

La esencia de la cocina molecular está dada en la deconstrucción, es decir deshacer los ingredientes de un plato para presentarlos de una forma diferente. Las recetas pueden inspirarse en platos tradicionales en los que aplican principios y técnicas innovadoras, más propias de un laboratorio que de una cocina como, por ejemplo, usar la gelificación, esferificación, batido, sellar al vacío, etc. Todo con el objetivo que el comensal se lleve una experiencia única en cada bocado.