En Eswatini (ex-Suazilandia), país del sur de África, varias abuelas han recurrido al cultivo de mariguana para poder subsistir. 

Según reportó The Guardian, el estado tiene la prevalencia de VIH más grande del mundo, cuestión que ha dejado unos 150 mil niñas y niños huérfanos que por lo regular quedan al cuidado de sus abuelas.

Eswatini también tiene tasas de desempleo del 24%, pobreza del 52% y un crecimiento del PBI de -3,3%. Y, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, el 23,7% de las mujeres de Eswatini son desempleadas y al menos la mitad de ellas se dedican al trabajo sexual, el cultivo de cannabis y el contrabando.

Noncedo Manguya, una abuela de 59 años que cultiva mariguana, mencionó:

“La pobreza me llevó a este negocio. No hay trabajo. Estos niños necesitan ir a la escuela, pero no hay ninguna ayuda del gobierno. Tengo que delinquir, cultivar mariguana, para mantenerlos. Tuve tres hijos, pero todos fallecieron, dejándome con cinco nietos a los que cuidar. Todos mis hijos eran VIH positivos y murieron por ello. También cuido a otros dos niños, parientes de mi difunto marido, cuyos padres también han muerto”.

En la región de Nhlangano, ubicada en el sur del reino, las abuelas venden un gramo de marihuana por entre siete y diez rands, que es igual a 50 centavos de dólar. Desde donde se trafica a Sudáfrica y Mozambique, lugares donde la hierba es revendida por un precio diez veces superior.

Sin embargo, a pesar de lo complicado y arriesgado de la situación, las abuelas cultivadoras de mariguana no quieren que se legalice. Ellas mencionan que la regularización del mercado podría provocar que los precios bajen aún más, lo cual les dejaría sin sustento económico.

 

Con información de The Guardian