En las afueras de la ciudad de Querétaro, en un parque temático que se prestó a la conexión humana, organizadores, talleristas y comerciantes, recibieron a los asistentes que llegaban a conocer información actualizada, así como los productos y servicios que se presentaban en el evento. El día era espectacular, un cielo azul pintado con pocas nubes acompañaba la segunda edición del Encuentro CannabiQro.

Entre los talleres informativos hubo temas de sexología, medicina y actualidad legal de la planta y sus derivados, también hubo la participación de una colectiva de mujeres que intenta abrir más espacios para la participación de las mujeres en el mundo cannábico.

Conforme avanzaba la tarde los asistentes se congregaban en el lugar, primero acercándose a los stands, para después disfrutar de un merecido humo mientras escuchaban a los talleristas y artistas que tomaban el escenario. A la par, varios descansaban a la sombra de las lonas mientras aprendían un poco más sobre la flor y sus beneficios.

Entre los productos novedosos se ofrecieron pilas de oro, plata y cobre, para vapear destilados. ¡Vaya artículos de lujo!  

También hubo smokeshops, marcas de productos de uso terapéutico y comestibles, e incluso se ofrecieron productos veterinarios.

 

Policía suspende evento

Estaba el doctor cannabis fumándose un porrito en armonía con el jazz de fondo cuando vibró el alborotó. Decenas de personas apuraban sus pasos en dirección a la parte posterior del parque, a la vez que los vendedores guardaban sus productos lo más rápido posible. Desde la entrada principal del lugar brillaban las luces azul y rojo de varias patrullas (¡como LED de amplío espectro! -pensó).

La incertidumbre sé difundió entre público y vendedores, los organizadores no esperaban la visita de la autoridad y tardaron en llamar a la calma. Los asistentes reaccionaron caminando hacia el estacionamiento por un camino trasero, muchos otros se fueron hacia atrás de unos invernaderos, la palidez de los rostros iba aparejada al tamaño de la bronca. Eran minutos de zozobra. El doctor apuró su mojito cannábico, “mejor que no me agarren en la seca” -pensó (¡por segunda vez!).

La policía estatal entró al lugar. Algunos elementos llegaron hasta el escenario, otros se quedaron cubriendo las entradas. Uno o dos policías tomaron fotos, el resto solo observaba. Ninguno actuó contra quienes estábamos ahí, tampoco hubo revisiones ni detenciones.

Algunos asistentes volvían desde donde estaban, preguntaban qué pasaba. Poco a poco nos enteramos: las autoridades estatales suspendían el event, no se permitían reuniones por la alza de contagios del Covid19. La fiesta había acabado. Asistentes y vendedores se retiraron conforme levantaron sus pertenencias o productos. Sin pérdidas mayores, pero también sin bolillo para el susto.

 

Epílogo

Quienes llegamos de fuera del estado nos quedamos en el lugar, pero no antes de una vuelta preventiva, apenas dos días antes habían detenido a cuatro decenas de pachecos en Morelia. Pero nada de eso ocurrió y después de ver salir del poblado una decena de camionetas policiales volvimos al parque a pasar la noche.

Los anfitriones habían organizado un agasajo y quienes pernoctamos en el lugar lo disfrutamos. La luna llena, los amigos y las sustancias hicieron el resto.