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La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinará si el uso de hongos alucinógenos y peyote constituye una actividad protegida por el derecho al libre desarrollo de la personalidad con relación al derecho a participar en la vida cultural. Sergio Morales, abogado y activista de Latinoamérica por una Política Sensata de Drogas platicó en una entrevista a La Dosis los pormenores del asunto.

Primero, se solicitó a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) un permiso para uso personal de cannabis y para el uso de hongos y peyote. En este caso el usuario refirió que se siente identificado con las costumbres, las culturas, y las  cosmovisiones para las cuales el uso ritual de estas sustancias representa una parte importante. Al transcurrir dos meses les dan una respuesta negativa.

“Con esa negativa nos vamos al juicio de amparo. Argumentamos que esa negativa viola derechos humanos” explicó Morales. El amparo se presenta ante un juez de distrito quien en su sentencia se concede el amparo para uso de cannabis, gracias a la jurisprudencia. Pero para el caso de hongos y peyote se niega.

“Contra esto interponemos un recurso de revisión para que un tribunal colegiado conozca del asunto. Nosotros argumentamos que la sentencia del juez, sobre el uso de hongos y peyote, no está debidamente fundada y motivada.” señaló el abogado.

Luego, el 6 de agosto se resolvió que el asunto le compete a la Suprema Corte de Justicia resolver. “Al tratarse de un caso sin precedentes le toca a la Corte asumir la competencia. Ahí se tomará la decisión de lo que va a ocurrir. Aquí el tema de fondo es determinar si la prohibición que está establecida en la Ley al uso de hongos y peyote es inconstitucional por violar el derecho al libre desarrollo de la personalidad en relación con el derecho a participar en la vida cultural” comentó Sergio Morales.

En la sentencia se establece que el uso de hongos y peyote no puede considerarse una expresión cultural protegida por los derechos humanos. “Dicha costumbre no puede considerarse protegida por la Constitución Federal en favor del aquí quejoso, pues si bien existen diversos grupos étnicos que consumen dichas sustancias con motivo de los rituales que practican y su vida religiosa, lo cierto es que ello no implica que deba entenderse como una expresión cultural, pues el uso de los hongos alucinógenos y el peyote no es compatible con los valores y el derecho a participar en la vida cultural” se lee en el documento.

La Suprema Corte ha emitido sentencias para proteger el uso personal de cannabis como parte del derecho al libre desarrollo de la personalidad. Sin embargo, en los últimos meses ha emitido sentencias en sentido negativo para el uso de sustancias como cocaína, benzodiacepinas (sin receta médica) y dietilamida de ácido lisérgico (LSD).

Para determinar esto, uno de los factores ha sido el Test de proporcionalidad, es cual es una herramienta jurídica. “El test de proporcionalidad es el parámetro que usa el juez en temas de derechos humanos para establecer cuándo se puede restringir o no un derecho humano. Se debe hacer una confrontación entre los derechos de las personas y lo que se podría ver afectado. En el caso del uso de sustancias no hay como tal un afectado, es el orden público, toda la sociedad en conjunto” detalló Sergio Morales.

Para el caso del cannabis, la Corte determinó con esta herramienta que la prohibición del autoconsumo de cannabis sin fines de comercio genera daños desproporcionados a la protección que se pretende lograr al orden público. Pero en el resto de los casos, esto no ha ocurrido, y la Corte ha determinado que el uso de las sustancias genera un riesgo al orden público tal que la prohibición está justificada.

Desde un punto de vista más personal, Sergio reconoce los aspectos complejos del asunto. “He probado las sustancias (hongos y peyote), no mucho pero me han dejado buenas experiencias. Lo que veo complicado en este tema, por ejemplo sobre el uso de peyote, es que las wirrarikas tienen muy arraigado su uso. Para ellos es sagrado, y el que haya invasiones de gente externa a su comunidad es algo que tal vez sí choca con los valores de la comunidad. Es un tema interesante.”