No podemos dejar pasar la significativa fecha del 2 de febrero, no sólo por lo tamales que deleitamos, sino porque es aniversario del nacimiento de José Guadalupe Posada, uno de los máximos ilustradores que ha dado México, y a quien hiciesen famoso sus muy conocidas calaveras de épocas porfirianas.

Por tal motivo, nos dirigimos a la ciudad de Aguascalientes’n, cuna de Lupe, para visitar su museo y conocer un poco más de su trayectoria, especialmente sobre lo relacionado a uno de sus personajes: Chepito Mariguano, quien para los pachecos tiene singular simpatía surgida de la amada flor.

Después de la muerte de su madre, José Guadalupe dejó tierras hidrocálidas y se fue a vivir a León, desde donde emigró a la Ciudad de México, donde se quedó a vivir los últimos años de su vida, principalmente en el barrio de la Merced.

No se sabe con exactitud en qué momento aparece Don Chepito, la mayor parte de las ilustraciones aparecen sin fecha, y solo hay una datada entre 1890 y 1896, lo que deja cierta incertidumbre sobre la primera aparición de Chepito…

A diferencia del estereotipo contemporáneo, Chepito es un adulto cercano a los 50 años, delgado y calvo, que usa ropa sastre e incluso lentes; poco que ver con el imaginario actual de joven pacheco. Lo que queda claro es que el nombre de la mariguana originalmente se escribió con g y no con h, como quieren hacernos ver quienes se dedicaron a desprestigiar a la planta y sus usuarios.

En sus ilustraciones Chepito mariguano no deja ver los mitos propalados por los médicos prohibicionistas, no se le ve vilipendeando por la calles, ni robando objeto alguno, vaya ni siquiera se le notan las venosidades propias del ojo rojo. A lo más en una de las ilustraciones, Chepito aparece sentado en el suelo, después de haber sido derribado y en el nombre de la nota: “Gran chasco que se llevó Don Chepito Mariguana por andar con una mujer casada”, pero esto puede ser atribuido más a una situación humana que a los efectos de la mariguana.


Interesante pues que el mariguano de Posada no sea pobre, no sea joven, ni tampoco sea un desempleado, ni siquiera descuidado en su vestir. Si bien, además del apodo, tampoco se observa al personaje con ningún porro o cigarro de la santa yerba, lo cual tampoco tiene explicación clara alguna.

Seguiremos investigando...