En 1897, Arthur Heffter, un farmacólogo alemán, aisló por primera vez el principio activo de un ejemplar de peyote. Fue la primera vez que se aislaba un alcaloide con propiedades psicoactivas de una especie botánica natural. Le llamó mescalina porque se extrajo del cactus deshidratado al que entonces se le conocía como “botón del mescal” y hoy como peyote. También la contienen otros cactus como el San Pedro andino.
En 1919, Ernst Späth, un químico austríaco, sintetizó la molécula en el Laboratorio de Química de la Universidad de Viena en Austria. Fue la primera vez que se sintetizaba un alcaloide psicodélico en un laboratorio y a partir de ese momento, varias personalidades del ámbito cultural probaron la mescalina y escribieron acerca de sus experiencias.
El relato más famoso es el de Aldos Huxley en Las puertas de la percepción. Sin embargo, en 1955, el político inglés Christopher Mayhew participó en un experimento para el programa Panorama de la BBC de Londres, en el que ingirió 400 mg de mescalina bajo la supervisión del psiquiatra Humphry Osmond. A este evento se le conoce como El Experimento de la Mescalina de 1955. Aunque la grabación se consideró demasiado polémica y en última instancia se omitió de la serie, Mayhew elogió la experiencia, considerando que era lo más interesante que había hecho en su vida.
El historiador cultural Mike Jay nos cuenta esta y otras anécdotas en su libro Mescaline: A Global History of the First Psychedelic* (Mescalina: una historia global del primer psiquedélico). A través de sus 10 capítulos nos va narrando cómo se utilizaban los cactus mescalínicos antes de la llegada de los europeos a América y cómo se utilizaron después de que los libros de Carlos Castaneda y Aldos Huxley popularizaran su consumo entre jóvenes de la contracultura y psiquiatras decididos a explorar la mescalina como posible fármaco. Por último, nos habla acerca de la prohibición internacional de la mescalina en 1971 y el auge del consumo de cactus mescalínicos en la actualidad.
La primera parte contiene la parte más desconocida e importante de la historia, ya que sitúa a los cactus mescalínicos como los más antiguos psicoactivos de uso ceremonial en la humanidad.
Se han encontrado restos arqueobotánicos del cactus San Pedro o Wachuma del género Echinopsis, en diferentes sitios de lo que hoy es Perú. Primero en la cueva de Guitarrero, a 120 km de Chavín de Huántar, datados alrededor de 10 000 a. C. Después se hallaron restos de cortezas enrolladas del cactus en el sitio arqueológico de Las Aldas, del periodo de 1200 a 900 a. C. Luego se encontró un tallo de cactus muy bien conservado enterrado en la Huaca de El Paraíso en la región Lima, probablemente del 2000 a. C.
También se ha encontrado una estela con una representación del mismo cactus sostenido por un humano con rasgos animales en el sitio arqueológico de Chavín de Húantar, un centro ceremonial que según los antropólogos habría iniciado sus actividades hacia 1500-1300 a. C. convirtiéndose en el más importante centro panandino de lo que fue una extensa red de intercambio de productos y a la vez un sitio de peregrinación espiritual.
El libro también expone la teoría del antropólogo Leonardo Feldman Gracia acerca de la estela del cactus sostenido por el ser antropomorfo que reúne atributos de serpiente, ave rapaz y felino. Podría estar transmitiendo el mensaje de transformación chamánica tras el consumo ritual del cactus.
El ojo del felino, con pupila dilatada, reemplaza al del “portador de San Pedro”; esta sustitución se refiere a la sensibilización de la vista y la apertura de la capacidad de “ver”. La sustitución del pelo humano por serpientes puede aludir a la sensibilización del oído o el tacto. Por último, entre las alteraciones cinestésicas que produce la mescalina, también se tiene la sensación de ingravidez en el cuerpo, que podría estar representada por las alas desplegadas en la espalda de la figura.
Lo que más llama la atención de Mike Jay en su libro son dos cosas. Primero, que los nativos de centro y Norteamérica consumen los cactus mescalínicos en ceremonias grupales, viviendo experiencias colectivas, mientras que los occidentales lo hacen en contextos en los que se privilegia la experiencia individual y el relato personal. En segundo lugar, le asombra que la mescalina aislada ya no se utilice en la actualidad y en cambio haya un gran mercado contemporáneo para los cactus que la contienen:
En el siglo XXI, la mescalina en su forma de cristal casi ha desaparecido. Ocasionalmente se puede encontrar a la venta en los mercados de la dark web, junto con cualquier otro psicodélico de diseño imaginable, pero incluso allí rara vez aparece y no tiene una subcultura perceptible de consumidores. Algunas compañías farmacéuticas todavía ofrecen sus sales, por lo general el clorhidrato, entre las que se encuentran Merck y (…) Sigma-Aldrich. Está catalogado como material de referencia certificada para su uso en pruebas de drogas, análisis forense y toxicología criminal y su venta está, naturalmente, muy controlada. Su papel en la investigación biomédica se limita actualmente a los campos de estudios de adicción y detección de drogas ilícitas. Por el contrario, el uso ceremonial del peyote y del cactus San Pedro está prosperando. (pág. 243)*
* Mike Jay, Mescaline: A Global History of the First Psychedelic, Yale University Press, 2019.
Más información acerca de este tema en:
www.mind-surf.net/drogas/sanpedro.htm
www.mind-surf.net/drogas/peyote.htm