Foto: Alcaldes de México

A pesar de existir el mandato constitucional hacia el poder legislativo para que se garanticen los derechos de las personas usuarias de cannabis, las condiciones políticas en México no son del todo favorables para ello, por lo menos desde las propuestas del gobierno. En cambio, será labor de los usuarios construir la realidad marihuana que nos corresponde. 

Así lo señaló el politólogo Jorgen Hernandez Tinajero durante la Expoweed de Primavera 2021. 

Para empezar, señaló que actualmente desde el Estado hay poca preocupación en atender los temas de Derechos Humanos y hay mil formas de retrasar la desición. “Me preocupa porque en México hay mil y un arbusicas legislativas para retrasar los procesos, como que se detiene en reloj parlamentario. Yo creo que este gobierno decide todo con criterios políticos. Y los de Salud, Seguridad, de Derechos Humanos, es secundario a los objetivos políticos”. 

Sin embargo, también reconoce que sí han existido cambios, específicamente en la sociedad y existen expectativas en torno a una verdadera transformación. “La sociedad ya ha ido evolucionando en relación al cannabis y hay gente de dinero que quiere hacer inversiones, todo el tiempo me preguntan que si se va a poder poner un coffee shop. Ya hay una dinámica de que esto ya sucedió, pero lo cierto es que en el ámbito formal y político seguimos viendo resistencias muy grandes en circunstancias muy difíciles, muy complicadas, y cargadas políticamente con gran intensidad”.

En ese sentido, consideró que ya no vale la pena intentar hacer un cambio a la legislación, por más deficiente que sea, sino buscar las oportunidades que se presentan desde la transformación social. “Mi evaluación es que no hay ninguna otra cosa que hacer más que seguir reclamando nuestros derechos, seguir exigiendo que se termine ya la ambigüedad jurídica del cannabis, aunque sea con esta Ley tan mala, y podamos una vez ya en operación de esta Ley poder reclamar cosas que son contrarias a los derechos de las personas usuarias, que es el fundamento de esta legislación”.

Resaltó que la incertidumbre en el tema general es profunda aún: “A aquellos interesados en saber cómo va a estar la cosa con el cannabis en México es que no sabemos. Y los legisladores saben menos, no han podido explicar eso”. 

Detalló que incluso que durante en el escenario en que se apruebe sin contratiempos la iniciativa de Ley para la regulación del cannabis en México, la posibilidad de materializar los derechos será escasa:

“Lo que tenemos enfrente es un pantano lleno de limbos que nos pueden detener. La Conadic, propuesta como entidad reguladora, está a punto de desaparecer y fusionarse para de algún modo ser una identidad que abarque a la Salud Mental y Adicciones. Es un proceso institucional que va a tomar tiempo. No va a ser sencillo, va a tomar tiempo y recursos.

“Aún cuando la Ley pasara, no vamos a tener reglamentos en el corto plazo. Ni expedición de permisos, ni licencias, ni mecanismo para hacerlo. Porque no va a funcionar realistamente a través de la Conadic en el corto plazo”.

Por ello, enfatiza, corresponde a los usuarios buscar la oportunidad para materializar sus derechos.

“Me parece que la única oportunidad y la acción importante como usuarios o interesados en la industria, como activistas, podemos hacer, es ejercer nuestros derechos conferidos en las sentencias de la Corte, aún cuando la legislación no esté plenamente formalizada. De modo tal que cuando llegue el momento en formalizar, ya exista una práctica sobre la cual había que moldear desde la institución. 

“Pero si esperamos que la autoridad nos de un permiso, que quien sabe cuando vaya a ser, eso sería la peor de las estrategias. La forma de presionar es hacerlo. Presionarlos de modo tal que cuando tengan que venir a regularnos entiendan que ya existe una práctica. Tenemos que empezar a construir buenas prácticas en lo que queramos hacer. De modo tal que en su momento será un enfrentamiento entre la formalización de estas actividades y la autoridad podamos demostrar que existen buenas prácticas y que lo que conviene es entender e incorporar esas buenas prácticas a un sistema regulatorio funcional”.

El politólogo finaliza con lo siguiente: ”Si nos atenemos al pie de la letra a la forma en que está escrita la Ley, olvídenlo, nunca vamos a tener una regulación ni precisión de cuáles son nuestros derechos y cuáles son sus límites.

“Nuestra fuerza está en la práctica, ya no en la crítica a esa legislación o querer cambiar esa legislación. Esa es la labor del activismo, difundir cuáles son esas prácticas y cómo hacerlas con independencia de la legislación”.