Fumar en círculo es una tradición ancestral entre la cultura pacheca. A lo largo de los años, los consumidores de cannabis han hecho de esta práctica un ritual lleno de códigos y modales que todos deben respetar si buscan conservar la armonía del círculo. A continuación les presentamos algunas reglas para pasar el gallo.

Quien poncha/rellena prende: No importa si es una pipa, un bong, un blunt o un porro, quien se encargue de suministrar los primeros toques tiene también el honor de darse el primer fume. Particularmente cuando se trata de una tarea un tanto significativa como forjar, es justo que ese trabajo y esfuerzo sean recompensados.

Compartir porque te importa: Si cada uno hace su aportación de flores al círculo, todos alcanzarán a estar pachecos. Más que cubrir una cuota para fumar, debemos entender esto como un acto de fraternidad. Una especie de “ver que todos alcancemos”.  Y así, entre más pachecos, más mota habrá.

Las tres y pasa a la derecha: La tradición dicta que cada quien tiene derecho a tres toques, después de los cuales se deberá recorrer el gallo a la derecha. Interrumpir este flujo de energía es jugar con las incontrolables fuerzas del cosmos. No lo haga, compa.

No robes encendedores. Nunca: Que tire el primer coco quien jamás se haya guardado un encendedor ajeno. Hay que admitirlo, a todos nos ha pasado. Probablemente más por descuido de la pachequez que por intenciones de dejar a alguien sin su fuente de ignición. Aún así, debemos procurar no hacerlo en la medida de lo posible.

El gallo no es micrófono: El compartir anécdotas, chistes, comentarios, teorías conspiratorias y demás parloteo es parte esencial de fumar acompañado. Sin embargo, acaparar el porro, pipa, blunt o bong, para ti mientras cuentas de aquella vez que se te apereció el chupacabras, significa que le estás quitando el tiempo a alguien más, lo cual no es justo.

De nuevo, puede que aveces nos dejemos llevar por el momento 4:20 y nos olvidemos de ser corteses. Entonces, no hay que tomarnos a pecho si alguien nos exige que continuemos con la rotación. Sólo es por el bien común.

No compartas tu saliva: Así como con la caguama, el acto de compartir algo que entra en contacto directo con tu boca y la de otras personas no es higiénico. Sin embargo, eso no nos excusa de babear el porro. ¡Qué desagradable! Ayuda si armamos el canuto con un filtro, pues conserva la consistencia y es sencillo de retirar en caso que de pronto sea infumable.

Respeta al mejor ponchador: Ponchar el porro de manera correcta es algo de suma importancia. Por ello, debemos reconocer a quien tenga la mejor habilidad para ello. Si estamos aprendiendo, es mejor no lucirnos, pues estarás jugando con el tiempo y la mota de los demás.

...pero no te aconches, poncha tú también: Pasados unos momentos incluso tú puedes ofrecerte para ponchar. Después de todo, nadie está ahí para servirte. Si aún no dominas el arte del forjado, lo ideal es que lo hagas una vez que ya se haya prendido al menos un gallo. Así nadie entrará en desesperación tan fácil.

También es recomendable si admites que tienes mucho por mejorar, y seguramente los demás podrán guiarte y darte consejos.

Mata la bacha: No importa si es panteón kush o chida haze. La mota es mota y no tiene desperdicio. Si no tienes ya ganas de fumar, entonces pasa la bacha a la siguiente persona, pero no la tires sin preguntar (por mas insignificante que te parezca).