Todos hemos visto imágenes asociadas a la estructura del ADN o ácido desoxirribonucleico, el código genético de la vida misma. Muchos se sorprenderán de saber que esta conocida estructura de doble hélice fue visualizada mentalmente por primera vez bajo los efectos de la LSD, según lo señaló su propio descubridor, el biólogo molecular Francis Crick años posteriores al hallazgo que lo hizo ganador del premio nobel de fisiología y medicina en 1962.

En el 2006, el periódico ingles The Mail on Sunday, a los diez días de haber fallecido Crick a sus 88 años, publicó un reportaje en el que señaló que el científico había comentado a varios colegas que había usado LSD cuando se imaginó la estructura de doble hélice. El artículo agrega que comentó a un compañero que usaba la sustancia psicodélica para potenciar la capacidad de su pensamiento y que de hecho era algo común en la comunidad científica de Cambridge durante las décadas de 1950 y 1960.

Los que conocían a Crick sabían que era un psiconauta, un asiduo lector de los textos de Aldous Huxley y que además era un abierto defensor de la regulación de este tipo de drogas. Así es, el secreto de la vida fue descubierto en un viaje de ácido en aquellos años psicodélicos, concretamente en 1953. Pero ¿Cómo explicar que los efectos de esta triptamina permitan a un usuario alcanzar análisis, que en estados no modificados de la connciencia, son difícilmente alcanzables? Algunas investigaciones recientes pueden dar la respuesta.

Un estudio encabezado por el prestigioso doctor David Nutt, y financiado por la Fundación Berkeley y el Colegio Imperial de Londres, en el que veinte voluntarios recibieron altas dosis intravenosas de LSD mientras sus cerebros eran analizados con tomografías computarizadas, muestra cómo diferentes regiones del cerebro presentan intensa actividad; Incluso regiones que normalmente actúan de manera independiente unas de otras, con la LSD actúan simultáneamente, mientras que áreas que suelen interactuar,bajo los efectos de la sustancia dejan de hacerlo. Posteriormente se les suministró un placebo a los voluntarios para comparar las imágenes, que aquí se pueden ver:

Resulta sorprendente la diferencia entre la actividad cerebral bajo los efectos de la LSD y la mostrada cuando los voluntarios consumieron placebos, es decir, sin efectos psicoactivos producidos por ninguna sustancia. Estas imágenes tomográficas podrían explicar aquella capacidad que Francis Creek tuvo estando en ácido, y que lo llevaron a visualizar la estructura del código genético de la vida misma. Hay varios ejemplos como el de Creek, en los que esta sustancia inspiró ideas profundamente lúcidas en los terrenos del arte, la ciencia, la literatura y muchos otros, por lo que no es difícil suponer que un uso adecuado de sustancias de este tipo podría traer numerosos beneficios a los individuos y a las sociedades.

Por: Aldo Contró
@AldoContro