Cultivo de cáñamo en Michoacán. Foto: Edgar Pahua.
Cultivo de cáñamo en Michoacán. Foto: Edgar Pahua.

El cáñamo es una de las variedades de la especie Cannabis sativa, se caracteriza por sus tallos altos, apreciados por sus fibras, y por no desarrollar flores grandes ni altas cantidades de THC.

En México, las reformas de cannabis de 2017 despenalizaron su cultivo con fines científicos, y el comercio de derivados con menos de 1% de THC, lo que incluye el cáñamo industrial.

Este cambio legal ha motivado distintos emprendimientos, uno de ellos es el experimento de cultivar cáñamo para aprovechar sus fibras como materia prima; tal como se intentó hace cinco siglos, cuando los colonizadores difundieron este cultivo en diversos lugares del actual territorio mexicano.

Para saber más sobre este experimento entrevistamos a Edgar Pahua, CEO de Guacamole Hemp, quien nos contó sobre el proyecto de cultivar cáñamo en tierras michoacanas.

Cáñamo seco. Foto: Edgar Pahua.
Cáñamo seco. Foto: Edgar Pahua.

El inicio del cultivo de cannabis 
El proyecto inició hace tres años de la mano de comunidades indígenas de Michoacán. Gracias a un acuerdo con organizaciones de pueblos originarios adheridas a usos y costumbres se conformó un club cannábico con comunidades del Consejo Supremo Indígena, “su objetivo es cultivar cannabis de uso medicinal para que abastezca a las 63 comunidades que conforman al Consejo”, dijo Pahua.

Estas comunidades le plantearon al gobierno federal la posibilidad de cultivar mariguana para uso medicinal bajo usos y costumbres, pero este no les hizo caso. Entonces decidieron ir más arriba, y encontraron artículos y apartados de convenios de la ONU -firmados por México- que podían serles útiles. “Las comunidades se dieron cuenta que se podían unir y descubrieron tratados para poder hacer uso de sus territorios, y realizar al interior todos los proyectos con fines biológicos y endémicos”, relató Pahua; y amparados en tratados de la ONU han empezado a cultivar cannabis para uso medicinal.

Trituración del cáñamo. Foto: Edgar Pahua.
Trituración del cáñamo. Foto: Edgar Pahua.

El origen de las semillas 

Pahua cuenta que para conseguir las semillas las comunidades hicieron un acuerdo de intercambio de plantas medicinales con comunidades de EE.UU., entre ellas, Navajos, Cherokes y Dakotas. Así pudieron traer las semillas de marihuana y entre esas llegaron semillas de cáñamo. 

Aunque las semillas entraron como donación, lo hicieron a través de un agente aduanal y con certificación; como la donación fue desde EE.UU. todo debía de estar controlado, por eso es que hicieron el acuerdo como pueblos originarios.

Una vez que las semillas llegaron a México empezaron a cultivarse. A pesar de que el cultivo de cáñamo está listo en 3 meses, las plantas se dejaron 5 meses porque estaban revueltas con marihuana y no sabíamos que eran de cáñamo; al inicio era prioritaria la búsqueda de cogollos grandes y jugosos para uso medicinal, por lo que de estas plantas de tallo largo decían que eran machos y no servían. “Pero al cosechar tuvimos certeza que era cáñamo y empezamos a seleccionar las semillas de las plantas que teníamos identificadas, para hacer un segundo cultivo aparte”, contó Edgar emocionado.

Picadura de cáñamo. Foto: Edgar Pahua.
Picadura de cáñamo. Foto: Edgar Pahua.

El paso al cultivo de cáñamo 
Posteriormente, algunas comunidades quisieron cultivar cáñamo por separado para experimentar y con motivos de investigación, y decidieron separar sus cultivos para evitar cualquier malentendido. Y es que del cáñamo se pueden sacar fibras, semillas y aceite, los hilos se pueden usar en todos los productos que se hacen con yute, y ¡en estas comunidades ahora prueban hacerlos con cáñamo! 

Ahí ya tienen las primeras impresiones en papel de cáñamo, los primeros tejidos de hilo y los primeros morrales tejidos con cáñamo michoacano. ¡Y siguen haciendo experimentos!

En los siguientes cultivos ya separaban las plantas que antes decían que no servían, se cortaban y ponían a secar, “al principio, no sabíamos qué íbamos a hacer con ellas y solo las dejábamos secar aparte”.

Actualmente experimentan con el cultivo de cáñamo en un área aproximada de 225 m2 (15x15 m). Este año cosecharon 150 kilos de fibras aproximadamente. Las varas cosechadas midieron 4 m en promedio, y 4.5 m las más largas.

Encostalado de cáñamo. Foto: Edgar Pahua.
Encostalado de cáñamo. Foto: Edgar Pahua.

El uso del cáñamo en bioconstrucción

Hace un tiempo Stephen Clarke, de Heaven grown, anunció un taller de bioconstrucción con cáñamo en el Caribe y en algún momento nos contactamos. Él ya sabía que se estaba cultivando cáñamo en Michoacán y me invitó a compartir la experiencia. La respuesta fue “sí, y tenemos mucho cáñamo'', relató Pahua.

El cáñamo es completamente ecológico. Si lo echas en la tierra se hace totalmente composta en dos años, pero ya seco puede durar muchos años. En construcción es ideal para lugares que no aguantan el concreto; también se puede mezclar con cemento, pero no es recomendable porque se hace pesado.

Para obtener la picadura el cáñamo se secó por 4 o 5 meses, hasta que tuvo menos del 10% de humedad y el olor desapareció. La picadura quedó revuelta, 80% de cáñamo y 20% de otros tallos secos y residuos de flor y hojas. No se notaba mucho la mezcla, sólo por el color, las hojas un poco más verdes y el cáñamo más blanco.

Embalado del cáñamo para transportación. Foto: Edgar Pahua.
Embalado del cáñamo para transportación. Foto: Edgar Pahua.

El envío fue una aventura. Se enviaron 9 sacos de 30 litros, 270 litros en total, cada saco lleno pesaba de 10 a 12 kilos, 104 kilos de cáñamo triturado en total. Los enviamos por Express* porque no piden una certificación o documentos para enviar plantas, otras paqueterías se negaron a llevarlo. En la paquetería, el envío quedó registrado como rastrojo para caballerizas; “no pudimos enviarlo como cáñamo, se negaron diciendo que no está regulado”, relató.

La bioconstrucción fue en Xpuha, cerca de Playa del Carmen, Quintana Roo. La pared que se construyó es de aproximadamente 40 cm de ancho, suficiente para soportar vientos de huracanes como los del Caribe. Con los 100 kilos que se enviaron solo se alcanzó a cubrir poco más de una sexta parte del muro que se estaba construyendo, y eso que la picadura se mezcló con fibra de coco para aumentar el volumen.

Construcción de muro de cáñamo. Foto: Guacamole Hemp.
Construcción de muro de cáñamo. Foto: Guacamole Hemp.

“Para hacernos una mejor idea, para construir una habitación de 3 x 3 m, sin techo, se necesitan 3 toneladas de picadura de cáñamo. Serían unos $24,000 pesos al costo considerado… pero lo seguimos checando para próximamente ofrecer información más concreta sobre esta fibra y llegar a tener costos competitivos en México”, concluyó Pahua.

Muro de cáñamo en el Caribe.
Muro de cáñamo en el Caribe. Foto: Edgar Pahua.

*El nombre se cambió para no complicar a la empresa.