Catedrático del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), Químico Fármaco Biólogo de formación, Doctor en Ciencias Biomédicas con orientación en Inmunología y Postdoctorante en Sistema Endocannabinoide y regulación de la hosteogénesis por el Instituto Tecnológico de Zurich y la Universidad de Berna. Actualmente coordina investigación en el Laboratorio de Investigación y Desarrollo Farmacéutico de la Universidad de Guadalajara, al tiempo que imparte cátedra en bioquímica en diferentes programas de pregrado y posgrado.
¿Cómo empezó a estudiar el sistema endocannabinoide?
Prácticamente nos remontamos al 2006, empecé trabajando su uso en el manejo del estrés crónico y su influencia en cuadros de inmunosupresión. Estudiaba moléculas de origen natural que pudieran regular los mecanismos del estrés crónico, empezamos con una molécula llamada capsaicina, un alcaloide presente en el chile que le da el picor. El chile y la capsaicina se han asociado a procesos de relajación. Posteriormente, al adentrarnos y comprender que el chile actúa sobre el sistema nervioso, encontramos que la capsaicina actuaba sobre el receptor vaniloide, pero también que había otras moléculas que actuaban sobre este receptor; y estas moléculas son endógenas, como la anandamida.
De tal manera, la vida me llevó a interactuar con el sistema endocannabinoide a raíz de los procesos de investigación que venía desarrollando. Esto me ayudó a tener interacción con investigadores de renombre internacional. los cuales me ayudaron a tener una mejor comprensión del sistema endocannabinoide. Lo primero que aplicamos sobre sistema endocannabinoide fue regular procesos de hosteplastoneogénesis, procesos que permiten la regeneración de tejido dañado.
En mi estancia postdoctoral estudié moléculas que actuaban sobre los receptores cannabinoides tipo 1 y 2, pero estaba muy alejado de la planta de cannabis. Al usar principios activos de otras plantas te vas dando cuenta que el sistema endocannabinoide es tan amplio y tan basto que puedes regularlo con moléculas que están presentes en pimienta, albahaca o flores que no tienen nada que ver con la planta de cannabis. Eso nos permitió entender que el sistema endocannabinoide podría regular procesos como el control del dolor y el control de procesos inflamatorios.
Háblanos un poco de las conclusiones de tus trabajos y metodologías, ¿qué comentarios has recibido de ellos?
Llevamos varias publicaciones internacionales asociadas a la interacción de ligandos de receptores cannabinoides. Los principales hallazgos que hemos encontrado son su relevancia en el manejo del dolor y de la inflamación, pero actualmente hemos tenido también un impacto importante en el manejo de enfermedades neurodegenerativas, como parkinson o demencia senil. Actualmente, estamos en pro del desarrollo de un fitomedicamento que pueda administrarse a personas con éstos problemas neurodegenerativos.
Hay limitaciones respecto a este tipo de estudios o hallazgos que hemos encontrado, en la actualidad el país no cuenta con una legislación en pro de realizar una medicina trasnacional, ya que muchos de los hallazgos que hemos encontrado hasta este momento han sido en ensayos in-vitro y estudios in vivo; sin embargo, no hemos tenido la oportunidad de aplicar este conocimiento en ensayos clínicos (en humanos).
¿Qué sugerirías a las autoridades?
Lo que se observa es la necesidad inminente de una legislación en pro del uso de fitocannabinoides para el uso terapéutico. Nos queda claro que hay dos vertientes, y las autoridades no deben de ser miopes, una es que la sociedad consume la planta desde antaño, pero no tenemos un conocimiento real ni control de calidad de qué tipo de planta es la que se consume; la segunda vertiente es la terapéutica, que la estamos solicitando para fines terapéuticos (la planta), y en pro de tener protocolos de investigación, conocer la farmacología y brindar una medicina alternativa y especializada, para los pacientes con cáncer o algún problema neurodegenarativo.
Finalmente, sí estamos solicitando el consumo de fitocannabinoides y no existe una legislación adecuada, si no tenemos protocolos de investigación que nos permitan entender cómo funcionan los fitocannabinoides, prácticamente estamos permitiendo que siga el consumo de cannabis sin un sustento científico y sin corresponsabilidad del gobierno en pro de la mejoría en la salud de estos pacientes.
¿Qué piensas sobre el autocultivo y el uso compasivo de extracciones caseras de la planta del cannabis?
De entrada, te puedo decir que la sociedad está generando una cantidad enorme de datos en el uso de marihuana. Sin embargo, el sector salud, porque no hay legislación, no se ha adentrado en recuperar esos datos que la sociedad está generando.
Hablando de experiencias, si tú hablas con una persona te puede decir que ha consumido cannabis y que ha generado tal farmacología, pero si luego preguntas “¿volviste a consumir y tienes la misma farmacología?”, te dirán que no. ¿Por qué no tiene la misma farmacología? Porque no tienen un control de calidad del tipo de planta que están llevando a su sistema biológico.
Finalmente, los individuos son responsables de meter a su sistema biológico la molécula que deseen, y son responsables de sus efectos benéficos o adversos. Pero deberíamos comenzar a trabajar en varias trincheras y una de esas es la introversión del conocimiento. Si ya existe la medicina basada en evidencias, ¿por qué el sector público, por qué los investigadores no se han puesto a trabajar en recuperar este tipo de información?
¿Cuál crees que es el alcance de la reforma a la Ley General de Salud en materia de investigación con cannabinoides?
Una legislación en pro del estudio y la aplicación de cannabis para fines terapéuticos, de entrada, abre un mundo de estudios de moléculas presentes en la cannabis. Tenemos fitocannabinoides, terpenoides, flavonoides que no se han explorado en conjunto ni tampoco en combinaciones ni aislados. Eso nos llevará muchísimos años, el aislamiento de estas moléculas y luego la aplicación, la validación del conocimiento y la individualización de tratamientos.
Sí estoy hablando de una enfermedad crónico degenerativa, pues no voy a utilizar los mismos fitocannabinoides, flavonoides y terpenoides que en todas las enfermedades crónico degenerativas. Hay diversas enfermedades, y sí logramos entender el microambiente específico de cada una tendríamos la combinación ad hoc de fitocannabinoides, flavonoides y terpenoides, que permitirían al paciente tener un efecto más positivo; y quizás rastrear potenciales efectos adversos.
Pero, cuando hablamos de una enfermedad crónico degenerativa, muchas veces estamos hablando de estudiar un microambiente de interacción aproximadamente de 10 a 20 años. Si logramos entender eso, obvio que tendríamos necesidad de una visión de por lo menos 30 – 50 años de un estudio continuo en todo el mundo, no nada más en México, sobre fitocannabinoides vs sistema endocannabinoide, y efectos benéficos vs efectos adversos.
¿Qué proyectos vienen para el Dr. Viveros?
Bueno, me interesa bastante estudiar el sistema nervioso. ¿Por qué razón? La esperanza de vida de los seres humanos se ha prolongado, los mexicanos en particular tenemos una esperanza de vida de los 70 a 80 años, por lo tanto los problemas neurodegenerativos se van a evidenciar en los próximos años, y los problemas asociados con estrés, depresión y ansiedad van a ser una piedra angular del desarrollo de muchos problemas crónico degenerativos. Con el uso de moléculas que interactúan con el sistema endocannabinoide estamos proponiendo una polifarmacología para el control de estas enfermedades.
Por otro lado, tenemos la vertiente de las enfermedades metabólicas, que en la actualidad son la piedra angular del desarrollo de varias enfermedades crónico degenerativas. Hablamos de resistencia a la insulina, diabetes mellitus, que es una de las causas más grandes del colapso del sistema de salud en el país. Si tenemos que el sistema endocannabinoide puede ser regulado con moléculas que ayudan a tener un mejor control de las rutas metabólicas y, por lo tanto, del metabolismo de carbohidratos y lípidos, tenemos una oportunidad muy grande de controlar las principales enfermedades crónico degenerativas, llámense diabetes mellitus, dislipidemias, arterioesclerosis, hipertensión y sus culminaciones con derrames cerebrales e infartos. Se puede ayudar con esto, estamos trabajando en investigaciones con base en el sistema endocannabinoide.