Cuando los fármacos tradicionales no curan...
La Organización Mundial de la Salud “define el uso compasivo de un medicamento como la recomendación o prescripción de un fármaco antes de que éste haya sido aprobado oficialmente para una indicación médica dada, frente a condiciones clínicas que ponen en riesgo la vida, producen limitaciones severas o comprometen significativamente la calidad de vida de una persona, y para la que los tratamientos existentes y disponibles no han dado resultado.”
El informe ¿Marihuana como medicina?(*) propone que cada paciente desahuciado y su médico evalúen juntos la magnitud de los efectos adversos con respecto a la de sus beneficios, para optar o no por el uso compasivo de la marihuana.
Ciertos laboratorios ofrecen diferentes fármacos basados en cannabinoides aislados (Sativex, Nabilona, Marinol, Epidiolex, etc.). Sin embargo, los especialistas que redactaron este informe aseguran que lo mejor es emplear un “cannabis herbal de calidad farmacéutica”, tal como el cultivado por una empresa holandesa (Bedrocan) que ofrece flores de diferentes variedades con diferentes proporciones de THC y CBD, estandarizadas, libres de contaminantes y que cumplen con la normativa europea de buenas prácticas de manufactura.
Advierten que la medicina cannábica requiere un acompañamiento ya que la dosis correcta es un factor extremadamente importante en casos como el cáncer de piel, donde la aplicación tópica del THC en bajas concentraciones resulta pro-tumoral y en altas anti-tumoral. Existen también ciertas contraindicaciones a tomar en cuenta como insuficiencia hepática, problemas cardiovasculares o sinergias medicamentosas que pueden resultar peligrosas sin supervisión, como la combinación de opiáceos y cannabis, lo cual requiere un cálculo muy preciso para su adecuada dosificación.
Algunos consumidores creen que por fumar marihuana están recibiendo todos sus beneficios médicos, pero esto no es así. Primero tendrían que conocer la proporción relativa de cannabinoides que tienen sus flores, ver si esa proporción es la más adecuada para lo que pretenden tratar o prevenir y saber calcular la dosis precisa. Además tendrían que vaporizarla, ya que fumar deja residuos contaminantes en el organismo debido a la combustión y hace que se desperdicie al menos la mitad del contenido de los cannabinoides.
Desde un punto de vista médico, la forma de administrar el cannabis más recomendada es mediante un vaporizador. Las vías sublingual, oral, rectal y cutánea se recomiendan únicamente para ciertos padecimientos.
A fin de dar a conocer este tipo de información, la asociación civil México Unido Contra la Delincuencia publicó un informe preciso, de muy amable lectura que puede descargarse gratuitamente en internet.
Escrito por los doctores Raquel Peyraube de Uruguay y José Carlos Bouso de España, este súper recomendable informe de 80 páginas tiene como objetivo poner a disposición de políticos, profesionales de la salud y la población en general, un resumen de la información disponible sobre el cannabis y los cannabinoides en la actualidad para contribuir al debate acerca de su despenalización.
Los autores dejan claro que los cannabinoides “no son la panacea universal”, pero pueden paliar varias enfermedades atenuándolas, calmando el dolor y mejorando la calidad de vida de muchos enfermos. Esto es así porque nuestro organismo tiene un Sistema Cannabinoide Endógeno (SCE) cuyo papel principal es regular la homeostasis del organismo, o sea, restaurar el equilibrio en el interior del cuerpo. Muchas veces nos enfermamos cuando este sistema no funciona bien o no tiene la capacidad suficiente para hacer que nuestro cuerpo retorne a un balance satisfactorio cuando este se pierde por diversos motivos.
Los cannabinoides que produce nuestro propio cuerpo se sintetizan “a demanda” para reparar algún daño y enseguida se destruyen. Los fitocannabinoides contenidos en la marihuana, al acoplarse a los receptores del SCE, actúan sobre la sintomatología de muchas enfermedades: desde padecimientos que afectan el sistema nervioso hasta enfermedades inflamatorias que comprometen el sistema inmunológico: epilepsia, neuropatías, Alzheimer, Párkinson, glaucoma, esclerosis múltiple, artritis, etc.
La investigación de los usos médicos apenas está comenzando ya que se han identificado más de 100 fitocannabinoides pero únicamente se han estudiado las aplicaciones terapéuticas de unos cuantos. Se sabe, por ejemplo, que para tratar padecimientos como el cáncer o la reducción del dolor crónico, lo mejor es el THC; que el CBD actúa como antipsicótico y antidepresivo, no afecta los procesos de memoria y posee propiedades anticonvulsionantes y antiepilépticas, antieméticas y ansiolíticas, además de fomentar el sueño.
Otro hecho interesante es que el CBD contrarresta la psicoactividad del THC, sin contrarrestar sus propiedades médicas. Por eso fármacos como el Sativex contienen una relación de 1 a 1 entre ambos cannabinoides, para que los pacientes no sufran un ataque de ansiedad o pánico debido a una sobredosis de THC. En tales casos siempre es bueno recordar algo que todos los lectores de La Dosis saben: que nadie se ha muerto por consumir marihuana…
* Raquel Peyraube y José Carlos Bouso: ¿Marihuana como medicina? MUCD y Open Society, México, 2015.
Descárgate el informe completo aquí: www.senado.gob.mx/comisiones/relext_orgint/ungass/docs/Documentos-por-temas/Salud-y-drogas/Informe-Marihuana-como-Medicina-MUCD.pdf
Más información en: www.mind-surf.net/drogas/marihuana.htm