La reforma del cannabis medicinal está inevitablemente ligada al mercado, particularmente al de escala global y a las grandes empresas extranjeras que lo usufructúan. Y es que, si bien es cierto que el cannabis ofrece la oportunidad de elaborar artesanalmente algunas extracciones, la práctica alopática hegemónica exige el uso de productos cuyas dosis sean medidas con precisión y cumplan sus estándares de calidad.
Como ya hemos comentado anteriormente en este medio, en México la reglamentación es muy limitada; el uso legal contempla escasas opciones del amplio abanico de posibilidades que ofrece la medicina cannábica y el espacio para los productos que pueden comerciarse es aún más reducido, pues la mayoría de los productos en el mercado no cumple con los requisitos para ser certificados por un modelo regulatorio inclinado a lo farmacológico, y básicamente limitado al CBD. Aun así, el empuje de ese sector es visible en los congresos y ferias realizadas en el país.
Es interesante analizar cómo, ante las dificultades que implican los obstáculos legales y la falta de información pública para quienes buscan el cannabis medicinal, ha surgido otro mercado, uno distinto al de los productos: el mercado de la información.
Cada año se realizan más actividades informativas, desde pequeñas reuniones en línea, hasta talleres y conferencias en los grandes eventos, además de foros, cursos, diplomados, webinars y ferias exclusivas sobre cannabis de uso medicinal.
Parece natural que, ante una demanda de información respondida con oscurantismo por parte del Estado -a pesar de haber regulado ya los usos medicinales-, sean los particulares -que a su vez encuentran pocos espacios para entrar en el mercado de productos- quienes suplan la oferta informativa. Sin embargo, al tratarse de un tema medicinal, considero que no es lo más adecuado que este rol informativo lo realicen los propios actores de la industria. Sin embargo cabe señalar que cuando el Estado ha realizado esta labor, a través de las campañas de instituciones como el CONADIC, lo ha hecho normalmente mal.
A lo anterior hay que agregar que las condiciones actuales presentan incentivos para la manipulación del proceso de transmisión de información por parte de los particulares a la sociedad. En términos del mercado de eventos informativos es conveniente hablar de cannabis medicinal, sistema endocannabinoide, evidencia científica sobre las diversas aplicaciones terapéuticas, etc., pero no lo es informar que el marco legal sigue cerrando las puertas a gran parte de esa realidad.
Es importante señalar que existen eventos cannábicos en nuestro país en los que no se evita mencionar las distintas caras de la moneda. Sin embargo no se puede obviar que cada vez son más los eventos que se abren para vender información a médicos, pacientes e interesados, donde se omite comentar sobre los obstáculos legales del acceso, la realidad del mercado gris, la común adulteración de productos y los riesgos legales de los usuarios, entre otros temas que, de ser mencionados, inhibirán la asistencia a éstos de buena parte de quienes los consumen, que lo que buscan en realidad es un puente para acceder a las medicinas.
La situación actual del mercado de la información sobre cannabis medicinal en México es resultado de la mala reforma que hubo, la pésima reglamentación que le sucedió y la aún peor implementación por parte del Estado; lo que aunado a la actitud evasiva de las instituciones responsables ha creado las condiciones para que los privados sean quienes se encarguen de vender la información, constantemente manipulada, a quienes la demandan.
Hay mucho quehacer público en materia de cannabis en nuestro país, pero en lo que confiere al área medicinal este es uno de los temas pendientes: el de la información. Es importante que sea el Estado quien, contrario a lo que sucede, propicie las condiciones que incentiven a los particulares a difundir -y producir- información objetiva y de calidad.