Hoy en día las investigaciones con sustancias psicodélicas han devenido en importantes descubrimientos científicos en áreas como la psiquiatría, la farmacología, la botánica y la salud en general. La búsqueda por desentrañar el misterio de las plantas sagradas y otros enteógenos comenzó hace tiempo gracias al peyote y al trabajo de farmacólogos como Louis Lewis y  John Raleigh Briggs.

Lewis nació el 9 de noviembre de 1850 en Tuchel, en Prusia del Oeste (una parte del mundo que hoy comprende Alemania). En 1987 (unos cuantos años antes de ser nombrado profesor del Instituto de Farmacología de la Universidad de Berlín) recibió su primer muestra de peyote de parte de John Raleigh Briggs, un médico ubicado en Dallas, Texas (EEUU). Fue gracias a ello que logró realizar el primer análisis metódico de algunas de las sustancias que componen a esta cactácea. 

Briggs había escuchado de parte de su hermano cómo algunas tribus originarias de América del norte y los mexicanos “comían o masticaban y tragaban el jugo” del peyote para alcanzar la intoxicación y recibir los efectos psicotrópicos ya conocidos.

“Los indios [sic] lo usan para olvidar sus problemas y tener ‘visiones hermosas’, tales como el buffalo y caballos salvajes emerger de la tierra”.

Brigss también narra que al probar un tercio del peyote: “Cuales sean los principales constituyentes de este veneno, ciertamente es de lo más violento y rápido entre todas las frutas, e incluso medicinas conocidas para mí. No conozco nada igual, excepto por la cocaína y el opio… Creo que vale la pena investigar en la materia”.

Fue entonces que escribió una carta a Lewis, narrando su experiencia, y adjuntó unas muestras de botones de peyote. Lewis, usando varios métodos, consiguió extraer un suero al que llamó anhalonina. Esta en realidad era una mezcla cruda de varios alcaloides, los cuales usó en experimentos con animales, en los que vio una intoxicación severa.

Fue gracias a ello que eventualmente se logró encontrar con precisión el compuesto activo responsable por los efectos psicoactivos del peyote, lo cual despertó un gran interés por los aspectos farmacológicos de otras plantas (como el opio) e impulsó la investigación hasta principios del siglo XX.

De hecho, Lewis llegó a proponer una sistema de clasificación que se asemeja bastante a las categorías usadas hoy en día según la interacción con el organismo humano:

  • Inebriantia (o enervantes como el alcohol)
  • Excitantia (o estimulantes como la khat o las anfetaminas)
  • Euphorica (euforizanes y narcóticos como la heroína)
  • Hyptonica (tranquilizantes como la kava)
  • Phantastica (alucinógenos y enteógenos como el peyote y la ayahuasca)

Estas anécdotas muestran la relación entre estas plantas e importantes descubrimientos y avances científicos, por lo cual sin duda vale la pena reconsiderar los esquemas de prohibición que interfieren con los esfuerzos de investigación.

Con información de:

https://www.jstor.org/stable/4253531