En un giro significativo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se posiciona como actor clave en el debate sobre el cannabis en México, aportando evidencia académica que desafía los prejuicios morales y las políticas prohibitivas tradicionales. Investigaciones recientes de la casa de estudios destacan beneficios médicos comprobados, especialmente en cuidados paliativos para pacientes con enfermedades crónicas o terminales en Guadalajara, pero también alertan sobre riesgos, como interacciones medicamentosas que requieren protocolos claros.
Desde el ámbito jurídico, el Instituto de investigaciones jurídicas de la UNAM denuncia que las leyes mexicanas siguen siendo ambiguas y burocráticas cuando se trata del consumo personal, lo que deja a consumidores y pequeños productores en situación de inseguridad legal. Además, se advierte que la regulación internacional, como la de Canadá, ha permitido mercados regulados, menor estigma social y mayores oportunidades para la innovación, algo que México todavía no aprovecha del todo.
La investigación universitaria ha puesto énfasis en los aspectos culturales y sociales: estudiantes universitarios viven la tensión entre el rechazo familiar y la apertura entre sus pares, lo que evidencia que el estigma sigue siendo una barrera importante.
Con estos hallazgos, la UNAM marca un precedente: la política de drogas en México no puede seguir basándose en prejuicios, sino en ciencia, salud pública y derechos humanos. El reto, señalan los investigadores, será que los legisladores transformen la evidencia académica en decisiones que impacten de manera real la vida de millones de mexicanos.