El reino de los psicodélicos y las experiencias extrasensoriales es uno lleno de misterios. Si bien no existe evidencia científica que explique fenómenos como la telepatía, la premonición u otro tipo de visiones, a lo largo de la historia se ha reportado el uso de estas sustancias asociado con estas vivencias.
Hoy les compartimos las anécdotas de algunos usuarios quienes contaron a La Dosis estos momentos de gran revelación.
Felices los cuatro, por Rogelio
<<Un día me quedé de ver con mi primo. Con él he compartido varios viajes, sobretodo de hierba. Ese día teníamos ganas de comer unos cuadros. Él consiguió un conecte al norte de la ciudad, por Tlalnepantla. Fuimos a comprar una planilla entre los dos.
Era la primera vez que íbamos a conectar, estábamos un poco nerviosos porque no sabíamos qué iba a pasar. Nos encontramos con el dealer y nos dio dos tipos de cuadros; unos eran sunshine, fue los que nos comimos.
Al momento de regresar decidí comer uno para ver qué tal. En el camino comencé a sentir los efectos. Me explotó al punto que no pude caminar. Llegamos a la casa donde íbamos a estar. Me esperaba mi novia de ese entonces y una amiga suya. Ellas también y mi amigo también comieron un cuadro sunshine.
Estábamos sin preocupaciones, disfrutabamos el viaje porque estábamos solos. Ya sabes, la música, tus sentidos se dilatan, empiezas a ver ondulado, etc. No recuerdo que canción escuchábamos, creo que Dogs de Pink Floyd. En ese momento nos miramos y comenzamos a decirnos frases completas: “cámbiale la canción” “¿sientes lo mismo que yo? ¿me estás escuchando?
Las reacciones eran asentir la cabeza o sorprendernos porque estábamos en una comunicación telepática. Sentíamos esa levedad de estar en otro plano. Un benestar pleno, profundo de ti de tu ser.
Cuando estaba en el viaje estaba analizando la comunicación telepática. Pensé en cómo el lenguaje se fue desarrollando, evolucionando a través de miles de años. Mi lógica en ese momento fue “la telepatía es la comunicación del futuro”.
Ya había consumido yo otros cuadros, otras sustancias, pero jamás sentí eso.
Los cuatro sentimos la misma sensación ese día.>>
Clarice y el Sol Azteca:
<<En la preparatoria tenía un amigo que se llamaba Oscar con quien me llevaba súper bien, teníamos intereses en común y hacíamos cosas juntos. Normalmente saliendo de clases hacíamos otras cosas.
Ya había escuchado de estas experiencias. Nuestra amistad se forjó a través de la mota, nos conocimos fumando. Ya habíamos tenido experiencias similares pero no a esta magnitud.
Consumimos LSD, él por primera vez a recomendación mía, los conseguimos con uno de sus amigos. Probablemente fue la mitad de un cuadro, que era insaboro. Muy pegador.
Estaba muy entusiasmada, habíamos agendado el día específico para consumirlo juntos. Llegamos a Coyoacán y en el puente de la avenida principal fumamos mota primero. Entonces le compartía mi entusiasmo: “¡Qué bueno que lo vas a probar, está bien chido!”.
Me maltripie porque tenía la boca muy seca y cuando fumé se me partieron los labios. Me empezaron a sangrar, me frikeee y en ese momento me empezó a pegar el cuadro. Recuerdo haber visto una Ganesha en el puente peatonal.
Me empecé a maltripear. Le advertí que tal vez era demasiado y que por favor me cuidara. También le expliqué que en realidad no había nada de qué preocuparse y que no se preocupara por su propia experiencia.
Entonces el tenía una energía demasiado alta, mucha alegría. Y la mía era muy baja. Fue en ese momento que me di cuenta que su personalidad era muy diferente a la mía.
El punto cúspide fue en el centro de coyoacán. Estábamos sentados en una de las bancas viendo a la fuente (los coyotes), las artesanías, los rehiletes, el flujo de gente, las luces cálidas. Yo estaba analizando esto, me estaba preguntando la razón de mi miedo. No la encontraba cuando de pronto, sin decir nada, dentro de mi mente fue como “es que tú eres quien está creando tu realidad”.
"Entonces si estás triste todo tu alrededor se vuelve triste. Si piensas positivo, todo se enaltece". En ese momento la fuente fluyó más bonito, la música, las luces todo fulía. Voltee a ver a mi amigo y tenía dibujado en la mitad de su rostro un sol azteca, y yo tenía en mi rostro la otra mitad.
Y sin decir nada, en un diálogo interno, me dijo: "Ves, de eso se trata, no puedes hacer nada. Debes desapegarte porque tienes miedo, pero ya te diste cuenta que es tu mente". Y como nos veíamos solo de perfil su cara y la mía completaban el sol azteca, el círculo. Fluimos súper bien.
Al final los dos sonreímos. Nos fuimos a dar el rol, ya era de noche. Prendieron los faros y todo brilló más. La experiencia sí cambió mi relación con él, fue una persona muy importante en mi vida.>>
Bety, quien no consumió nada.
- Pequeña aclaración para esta anécdota. "Bety" en realidad no consumió ninguna sustancia, pero su interlocutor sí (medio cuado de LSD). Esto podría sugerir que el psicodélico no es indispensable, sino que es un mero facilitador:
<<Mi relación con esa persona antes de la experiencia es de mucha confianza. Es mi mejor amigo, tenemos mucha confianza el uno con el otro. Ya había escuchado de este tipo de experiencias porque otra amiga me había platicado de un viaje compartido que tuvo con otra amiga. Yo no lo había experimentado.
Mi estado emocional era triste. Estaba enojada y con un poco de ansiedad porque tenía problemas en mi relación. Estaba feliz porque estaba con mis amigos pero traía cosas cargando.
Estábamos en mi casa. Invité a mis amigos para pasar el tiempo comer, beber. Estaba muy agusto, eran mis mejores amigos de ese entonces. El lugar fue perfecto, la compañía era excelente.
Estábamos él y yo, frente a nosotros estaban otros dos amigos. También había gente jugando en la televisión, había mucho ruido. Comenzamos a concentrarnos en lo que platicaban nuestros amigos de enfrente. El ruido comenzó a desaparecer. Pero no podíamos entenderlos.
Entonces note algo diferente, me acerqué a él y sentí una energía súper rara. Un intercambio, como haciéndonos uno. Estuvo muy loco porque yo pensé “quiero escuchar lo que ellos dicen” y él me contestó “yo también” sin decir una palabra. Le pregunté si me escuchaba y respondió que sí. Te juro que hablamos telepáticamente.
Juntábamos nuestras cabezas y había una conexión muy fuerte, una energía que circulaba entre él y yo. Sentimos un gran amor el uno por el otro, como si nos conocieramos desde hace mucho, mucho tiempo y tuviéramos una historia larguísima. Sentí mucha felicidad.
Mi relación con esa persona sí cambió. Ya eramos muy unidos, pero siento una conexión más fuerte y especial con mi amigo. En ese momento que fuimos uno conocí todo de él y él todo de mí.>>