El ejercicio y la marihuana tiene más en común de lo que en principio se pudiera pensar. Un grupo de investigadores en la Universidad de Finlandia del Este pensó lo mismo, y publicó un artículo que reúne la evidencia disponible sobre el tema.
En primer lugar, uno de los resultados fue que el ejercicio incrementa los niveles de anandamida, un cannabinoide que nuestro cuerpo produce de manera natural.
Luego, hacer ejercicio es capaz de inducir a una suerte de “estado alterado de la consciencia”, o al menos eso es lo que reportan algunos atletas de alto rendimiento. Antes, a algunos de estos efectos se les conocía como el “segundo aire”, ahora al concepto se le denomina “el high de corredores”.
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Algunos de sus efectos “psicofísicos” son la reducción del estrés, ansiedad y percepción del dolor. También se dice que “eleva el humor”, lo que podría compararse con fumarse un porro.
En este fenómeno, entra en juego el mecanismo de recompensas que incitan a tu cerebro a repetir esa experiencia. Osea, en determinado tiempo, tu cerebro podría “hacerse adicto” al ejercicio. Estas “recompensas” son activadas particularmente durante y después de la actividad física.
Del “high de corredores”, los atletas describen lo siguiente: felicidad, unidad con la naturaleza, armonía interna, energía sin límites, y paz eterna. Estas sensaciones tienen cierta similitud con algunas producidas por drogas u otras formas de alteración de consciencia.
De igual forma, varias líneas de investigación sugieren que el sistema endocannabinoide se involucra en las recompensas neurobiológicas asociadas con este fenómeno.
¿Quiere decir esto que fumar mota es exactamente lo mismo que hacer ejercicio? No, pero sirve para señalar una cosa. Que para nuestro cuerpo no hay mucha diferencia entre: obtener placer por hacer ejercicio o por consumir drogas. Entonces, la única diferencia es la moral, construída por la sociedad, y ampliamente discutible.