Esta fue parte de la ponencia de Ethan Nadelman, uno de los primeros activistas en luchar por la marihuana medicinal en California a principios de los años noventa.Fue director y fundador de la organización no-Gubernamental Drug Policy Alliance, cargo que dejó el año pasado.
Durante su participación en el CannaMéxico compartió su experiencia como defensor de los derechos de los usuarios drogas. “Nadie debería perder su libertad, su trabajo, su familia o su vida por la sustancia que ha decidido consumir” dijo al enumerar los “daños colaterales de la prohibición”, entre los que se encuentran la estigmatización, el encarcelamiento masivo, o la falta de atención a los problemas de salud.
Al dirigirse a posibles inversionistas del mercado, comentó “les hablo no gente que hace dinero. Les hablo como ciudadanos, padres y gente preocupada”. Con esto, se refirió a que la regulación de las drogas nos conviene a todos como sociedad, no sólo a los usuarios.
Por ejemplo, en el caso de México se discute qué tan grande sería la “porción del pastel” que un mercado legal le arrebataría al narcotráfico. “La mayoría de los usuarios de drogas únicamente consumen cannabis, pero sólo es una fracción”.
“Legalizar la marihuana no va a resolver los problemas interiores de narcotráfico, pero puede inspirar y demostrar”. Explicó que el verdadero objetivo es terminar con la prohibición de todas las drogas, pues “distinguir a la gente por la sustancia que consume es el error ético en el corazón de la guerra contra las drogas”.
Con esto se refería a que diferenciar y tratar diferente a cierto grupos de personas sólo porque consumen cierta sustancia es lo que ha desencadenado tantos errores. Puso el caso hipotético de una madre con dos hijos, uno de ellas usa heroína y el otro bebe alcohol.
Ambos necesitan asistencia médica, pero el doctor le explica que a uno de ellos no le puede brindar atención.
Así, expuso que el reto de una hipotética industria de cannabis nacional, sería entender los orígenes del movimiento, el cual luchó por los derechos de las personas y las libertades humanas. De esta manera podrá seguir impulsando el movimiento anti-prohibicionista, pero necesita hacer las cosas bien.