En la mañanera de ayer (7 de enero), el Presidente de México volvió a arremeter contra los usuarios de drogas.
Esta ocasión ante una pregunta sobre los resultados de un informe que presentó la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), el cual señala que 4 menores desaparecen y 3.6 son asesinados cada día, “¿qué medidas se están tomando sobre este tema?”
El Presidente respondió, además de lo ya sabido -que están atendiendo la causas-, que: “Quienes cometen delitos violentos, por lo general, lo hacen drogados y son en su mayoría jóvenes. Y se está constatando que cada vez están participando más adolescentes”.
Con este dicho el Presidente volvió a estigmatizar a los jóvenes usuarios de drogas al culparlos de ser los principales causantes de los delitos violentos que aquejan al país, lo que aumenta el riesgo de que éstos usuarios sean excluidos en su entorno social, y eleva aún más el riesgo de que sean detenidos y extorsionados por la policía; ya sea por consumo público, por estar cerca de un punto de venta, o solo por ser joven.
Y es que, en diversas ocasiones distintos policías nos han compartido la idea de que al detener usuarios de drogas “previenen el delito”. Muchos de los cuales podrán interpretar las aseveraciones presidenciales como una anuencia para continuar persiguiendo a jóvenes usuarios.
Esto no solo implica el desperdicio del trabajo de las fuerzas policíacas en la persecución de usuarios, sino el consecuente descuido de las acciones de delincuentes, ¿quién va a preferir perseguir delincuentes violentos cuando puede perseguir jóvenes usuarios de drogas?
En esta lógica no es difícil presagiar un nuevo fracaso en términos de seguridad, a la vez que una mayor persecución de los usuarios de drogas. Habrá que aumentar precauciones.