Con el objetivo de educar a diferentes ‘mamás’ y ‘papás’ en cómo los psicodélicos pueden ayudarlos a ser mejores y más presentes padres, la Sociedad de Psicodélicos de Brooklyn organizó el evento “Plant Parenthood”. Un grupo de asistentes aseguraron que estas sustancias los han ayudado a superar los traumas de la infancia para prevenir que estos interfieran en su relación con sus propios hijos.
Una de ellas fue Nina, una terapeuta que tuvo que renunciar a su trabajo tras el nacimiento de su hija. “Nina aún batallaba con la depresión post-parto. Cuando sostenía a su hija ella quería sentir paz, pero en lugar le invadieron recuerdos oscuros de su infancia traumática y agresiones sexuales” describe el sitio Insider.
Entonces, Nina comenzó a usa microdosis de LSD y hongos con psilocibina. Fue ahí que finalmente comenzó a sentir alivio. “Me di cuenta cuanto estaba reviviendo de mi trauma a través de mi propia hija. Estaba afectando mis habilidades como madre. Yo quería que el ciclo de trauma terminara conmigo”. Nina contó que la experiencia le ayudó a dejar ir una parte de su dolor y re-enfocar su energía hacia su hija.
Una ‘microdosis’ es una porción mínima de una sustancia psicodélica cuyo consumo no provoca los tradicionales efectos de estas sustancias. Suele ser 1/10 de una dosis activa.
En el evento participaron un aproximado de 30 personas y entre los panelistas estuvieron un poeta, un fundador de iglesia y un consultor en lactancia. Ellos hablaron desde su experiencia personal sobre como los psicodélicos puede ayudar a algunas personas a superar sus traumas, adicciones, tratar la ansiedad y depresión y sentirse más presentes.
Similar fue el caso de Allan, quien confesó que tanto él como su esposa coman una “buena” dosis de hongos una vez cada pocos meses. Ellos intentan mimetizar las prácticas ceremoniales de comunidades que usan la ayahuasca de manera tradicional. Aseguró que los psicodélicos le ayudaron a encontrar y “conectar” con su hijo.
“Cuando haces ese trabajo interno con ayuda de los psicodélicos puedes sanar las heridas de tu niñez y tomar mejores decisiones como padre, con amor y empatía”.
En los últimos años ha incrementado el interés por el uso de estas sustancias en terapias asistidas por profesionales. En estudios e investigaciones se ha demostrado la capacidad de éstas para interrumpir los pensamientos rumiantes, osea aquellos a los que “les damos vueltas sin sentido”. Estos pueden dar pie a “pensamientos depresivos” a través de ciertos patrones.
“”Todos estos desórdenes involucran incontrolables e interminables ciclos repetitivos de rumiación que gradualmente oscurecen nuestra realidad y desgastan nuestras conecciones hacia otras personas y el mundo natural” aseguró Michael Pollan, autor del libro “Cómo cambiar tu mente”. “El ego se vuelve hiperactivo, incluso tiránico, reforzando hábitos rígidos de pensamiento y comportamiento. Hábitos que la experiencia psicodélica, al aflojar el agarre del ego, nos puede ayudar a romper”.
Tanto el LSD como la psilocibina actúan sobre una estructura cerebral llamada la “default mode network” o “red de modo por defecto”, lo cual afecta y contrarresta a los pensamientos rumiantes”.
Por su parte, Matthew Johnson del Centro de Investigación Psicodélica John Hopkins, aseguró que si bien muchos de sus pacientes se ven beneficiados de estas sustancias, no recomienda que cualquiera las experimente. Particularmente, deberían ser precavidos personas con presión arterial elevada, predisposición a la esquizofrenia, desorden bipolar y otros desórdenes psicóticos.
A pesar de ello, aclaró que el empleo de los psicodélicos es relativamente seguro pues son no-adictivos y difícilmente se puede morir por sobredosis de éstos.
Imagen: fatherly.com