El enfoque de reducción de daños tiene como uno de sus muchos objetivos mejorar las políticas de drogas en todas sus fases; desde el diseño y la planeación, la implementación de programas y el monitoreo y la evaluación de las mismas. Políticas que usen este enfoque favorecen la creación de programas, proyectos y acciones que aumentan el bienestar de las personas que consumen sustancias psicoactivas; lo anterior a través de la promoción de herramientas y estrategias para mitigar los riesgos asociados a su consumo.
Por medio de estas estrategias se busca promover la toma de decisiones que no sean perjudiciales para la salud y sus comunidades; sobre todo porque apuntan a reforzar cualquier cambio positivo en la vida de una persona, al reconocerles sin importar cuán pequeño o incremental sea. Además, este enfoque ofrece alternativas a los modelos que buscan prevenir o terminar con el uso, al reconocer que hay personas que no quieren dejar de usar sustancias; y, en este sentido, reconocer que tienen el mismo derecho en términos de servicios de salud, por lo que deben ser atendidos como cualquier otra persona.
El tratamiento de trastornos relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas se ha definido como las actividades directamente orientadas a las personas que tienen problemas de salud física y mental relacionados con el consumo de drogas y que son destinadas a conseguir resultados definidos para aliviar o eliminar esos problemas. Estas acciones deben ser realizadas por profesionales experimentados o acreditados en el marco de una práctica médica, psicológica o de asistencia social reconocida.
Aunque los principios generales del tratamiento aplican a todas las poblaciones, y todos los tipos de sustancias pueden parecer semejantes, lo ideal sería que cada paciente recibiera un tratamiento individualizado y personalizado, cuya índole varíe según el tipo de droga consumida, la gravedad de la dependencia y la disponibilidad o no de apoyo social. Sin embargo, no todas las actividades que coadyuvan a reducir el consumo pueden calificarse como tratamiento y a corto plazo no suelen ser suficiente para la mayoría de las personas; por lo que mantener un contacto constante con el usuario con el apoyo de la familia y la comunidad es una de las mejores prácticas posibles.
Reducción de daños y opiáceos
En México, existe un programa que implementa el enfoque de reducción de riesgos y daños asociados al uso de opiáceos, el cual ofrece terapias de sustitución con metadona. Desde el 2001, la Clínica Integral de Tratamiento contra las Adicciones abrió sus puertas en Mexicali y Ciudad Juárez para implementar su modelo de tratamiento en personas con adicción a la heroína. Dos años después, en el 2003, la clínica amplió su red de servicios con un segundo establecimiento en Ciudad Juárez y en el 2010 se abrió una clínica con este modelo en la Ciudad de México.
El tratamiento de la dependencia a opiáceos presenta un reto importante a las instituciones responsables de la atención. Los tratamientos suelen tener altas tasas de deserción y pobres resultados; la razón es lo poco efectivo de los métodos para controlar las molestias del síndrome de abstinencia. La aparición de los programas de terapias de sustitución con opioides, en especial con metadona, produce un cambio en los resultados del tratamiento y en la percepción de personas dependientes de heroína.
El tratamiento se basa en un modelo ambulatorio; donde después de una sesión de diagnóstico médico del paciente, se le asigna la dosis que requiere. Además de la entrega de metadona, se le ofrece un servicio integral por parte de un equipo multidisciplinario. La larga duración de efectos de la metadona permite la estabilidad clínica de los pacientes, ya que sólo se requiere una dosis al día. Y la estabilidad clínica permite la rehabilitación y reintegración social de la persona.
Dificultades del servicio en México
En estos momentos, la clínica enfrenta problemas de accesibilidad para brindar el servicio. Las cuatro clínicas presentan carencia de metadona, por lo que no tienen el insumo para dar tratamiento a los pacientes que lo requieren. Lo anterior ha ocasionado que se entregue el medicamento sólo a aquellos pacientes que presentan síntomas graves y acciones de riesgos para su salud.
El desabasto de metadona no es debido a una falta de recursos financieros por parte de la clínica; la falta de proveedores en el país para comercializar este producto es la condición que provoca el desabasto del medicamento. En México, sólo existe un proveedor de metadona, inquietud que durante más de 15 años la clínica ha manifestado al gobierno estatal y federal por diferentes medios.
Actualmente, la normatividad vigente emitida por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, como agente sanitario regulatorio, regula la fabricación, venta y distribución de la metadona con base en propiedades del medicamento, sus características y marcos internacionales. Este marco regulatorio es correcto, ya que es un medicamento que tiene riesgos y daños para la salud. Sin embargo, el Estado debe de asegurar servicios de salud para toda la población y la accesibilidad para los establecimientos que los ofrezcan.
La articulación del Estado con esta clínica permitiría solventar una necesidad demandada por una población específica. El delegar esta responsabilidad es una buena estrategia por parte del gobierno para mitigar esta problemática de salud, pero se debe fortalecer este tipo de iniciativas por medio de facilidades para obtener permisos y registros para adquirir metadona y, de esta manera, asegurar el abasto de la medicina.
Es cierto que las agencias regulatorias tienen una demanda excesiva de solicitudes, por parte del sector privado, para obtener este tipo de documentación. Sin embargo, las agencias regulatorias no resuelven las peticiones únicamente con base en sus procedimientos internos; existen otros factores que intervienen. Hace dos meses circuló una noticia que habla sobre la auditoría hacia un ex comisionado de la COFEPRIS; esta nota revela que el ex funcionario público retenía expedientes y atrasaba resoluciones.
Actualmente, el entorno político es favorable para que modelos de tratamiento no convencionales tengan visibilidad y puedan ser aprovechados por más personas que lo soliciten. Los 15 años de experiencia de la clínica especializada en México, y los resultados de símiles europeos, muestran que este modelo de terapia puede ser más efectivo que los tradicionales. El cambio en la política de drogas y las políticas en salud abre una oportunidad para que nuevos modelos de tratamiento sean implementados en comunidades que lo requieran.
El Estado debe de reconocer el trabajo de este tipo de clínicas especializadas y actuar con base en los resultados que se obtienen. En conjunto con la clínica deben de desarrollarse estrategias que puedan convencer a fundaciones y organismos internacionales de salud para que apoyen el funcionamiento del modelo y aumenten su alcance.
La Clínica Integral de Tratamiento contra las Adicciones, desde su fundación, ha sido independiente de los recursos del gobierno. Sin embargo, el problema que sufre actualmente la clínica pudo ser prevenido, si el Estado hubiera prestado la suficiente atención a los beneficios que este servicio de salud aporta.