William Seward Burroughs fue un escritor controversial cuando menos. En Europa, su cercanía con la comunidad LGBT y orientaciones sexuales diversas; en México el accidente en que dispara y mata “por accidente” a su esposa en el departamento de un amigo en la Colonia Roma; y por supuesto, el uso de sustancias.

Para el máximo representante de la generación beat las drogas jugaron un papel central dentro de sus narraciones. Conmemoramos su nacimiento con citas de su novela Junkie, cuyo título debe bastar para dar cuenta de un entramado en que el consumo es más protagonista que cualquiera de los personajes.

El objetivo es tomar la forma en que Burroughs describe a las substancias y compararlos con datos verídicos sobre las mismas.

Efectos de la morfina:

“La morfina pega primero en la parte de atrás de las piernas, luego en la nuca, y después se extiende una gran relajación que despega los músculos de los huesos y parece que uno flota sin límites, como si estuviera tendido sobre agua salada caliente.”  p 14

Esta sustancia es un derivado del opio, y de sus residuos es posible obtener heroína. Los efectos de la morfina se asocian a la disminución de la actividad cerebral y un efecto analgésio. Por ello, se usa principalmente como medicamento contra el dolor. Su potencial de dependencia es muy alto, por lo que a pesar de ser una sustancia legal, su venta al público es muy restringida.

Cómo inyectarse heroína

“Solía rotar de las venas de sus brazos y manos, a las de sus pies. A veces encontraba una buena vena, pero, por lo general, la mayor parte de las veces, tenía que pincharse en la piel. Pero sólo se picaba en la piel después de pasar más de media hora intentando encontrar una vena, teniendo que limpiar la aguja varias veces puesto que se obstruía con la sangre coagulada. p42

Este fragmento encierra importante información para los usuarios de heroína. Por un lado, el no reutilizar agujas para evitar la formación de coágulos que podrían bloquear una arteria.

También habla sobre los distintos métodos de aplicación. Inyectarse en la piel demora los efectos y puede provocar abscesos e infecciones. Utilizar las venas no es recomendable, se recomienda en su lugar buscar una arteria. Aún así, se corre el riesgo de dañar los vasos sanguíneos tras un uso prolongado, por lo que se deben rotar el área de inyección.

   
Uncle Bill, Beff. Editorial Sexto Piso.

Amor, paz y bencedrina.

“[Al consumir bencedrina] Empecé a hablar muy de prisa. Tenía la boca seca y la saliva espesa y pegajosa, formando bolas blancas —escupir algodón se llama eso—. (...)  Me sentía lleno de buenos sentimientos y muy expansivo, quería llamar a gente a la que no había visto hacía meses e incluso años, gente que no me gustaba y a quien yo no gustaba. p 21

La bencedrina es una anfetamina. Sus primeros usos fueron durante la Segunda Guerra Mundial. Gracias a sus propiedades estimulantes, les permitía a los pilotos de los países Aliados soportar las largas horas de esfuerzo dentro de una cabina volando a miles de metros de altura.

Entre sus efectos están el aumento del comportamiento sociable, la euforia, incremento del ritmo cardiaco y la deshidratación.

Cannabis como "droga de salida".

“En una ocasión suprimí un hábito de droga con yerba. El segundo día después de dejar de pincharme fui capaz de comer. Por lo general, después de dejar de pincharme soy incapaz de comer durante unos ocho días.” p23

Burroughs intuye el potencial del cannabis para combatir ciertos tipos de dependencia, en particular de la heroína. De hecho, en los últimos tiempos, se ha observado que el cannabidiol es de gran apoyo para quienes buscan dejar de consumir opiáceos. Para más información, recomendamos el documental The Exit Drug, el cual pueden revisar en este enlace

También hace referencia al “munchies” o la estimulación del apetito. Esta propiedad se ha aprovechado de manera terapeútica para aquellos que han visto su alimentación afectada. Por ejemplo, durante la desintoxicación del organismo conocida como "síndrome de abstinencia". 

El estigma y los prejuicios.

“La yerba no empuja a nadie a cometer delitos. Jamás he visto que nadie se pusiera agresivo bajo la influencia de la yerba. Las fumetas son muy sociables. Demasiado sociables para mi gusto. No puedo entender por qué la gente que asegura que la yerba induce al crimen no exige que se prohiba también el alcohol. Todos los días se producen crímenes cometidos por borrachos que no obrarían así estando sobrios”. p 23

Sin afán de atacar el consumo de alcohol, celebramos la visión tan certera sobre el prejuicio que aqueja a los consumidores de marihuana el cual persiste hoy en día. Es muy atinado el cuestionar la prohibición entorno a una sustancia cuando la sociedad decidió permitir otra que genera más daños.

No se trata de prohibir, sino buscar la forma de integrar estas sustancias en la vida de las personas (consumidores y no consumidores) y establecer las normas que permitan la convivencia pacífica.

Feliz Cumpleaños William Burroughs