Ha llegado el tiempo de cosechar. Las plantas a las que has dedicado tiempo, recursos, energía, cuidados y amor, finalmente están listas para ese último paso antes de llegar al porro. Para asegurar la mejor calidad posible debes ser cuidadoso y darle el correcto tratamiento a las flores frescas. 

Aquí una serie de consejos que comparte el editor en jefe de la sección de cultivo para la revista High Times: Donnie Danko.

Foto: Canna Obscura

El momento preciso

Si cortas tus plantas antes de tiempo, serán inmaduras con glándulas resinosas subdesarrolladas, las cuales contendrán menos de los aceites esenciales que brindan a la flor su sabor, aroma y potencia. Pero si lo haces muy tarde el THC ya se habrá degradado y al final se tendrá un efecto más letárgico.

A veces debemos obviar las indicaciones del banco o genetista donde hayamos adquirido la variedad. Para identificar el momento idóneo en el cual cortar se necesita conocer a cada planta de forma particular. 

Por ejemplo, si tu planta sufrió estrés por algún factor externo (plagas, deficiencias nutricionales, traslados, etc) hay que añadir el tiempo de recuperación, pues a veces situaciones como esas pueden retrasar el tiempo de cosecha de manera significativa.

Escucha a los tricomas

Los tricomas son la mejor evidencia de cuando una planta está lista para ser cortada. Por ello hay que escucharlos muy de cerca. O mejor dicho, verlos muy de cerca.

Recordemos: los tricomas son glándulas presentes en todo tipo de plantas. En el cannabis, es ahí por dónde se segrega el aceite que contiene a los cannabinoides, terpenos y flavonoides. En esta especie los tricomas parecen diminutos filamentos con una burbuja encima, pero en el mundo natural pueden adquirir muchas formas según la planta. 

Será momento de cosechar cuando estas “burbujas” en la punta de los tricomas pasen de un color blanco y “lechoso” a uno más oscuro y “ámbar”. Si cortas las plantas cuanto los tricomas mientras blancos puede que la planta aún no alcance la madurez idónea para su consumo.

Sin embargo, algunos señalan que mientras más oscuro esté el tricoma, sus efectos serán más sedativos, por lo que prefieren la cosecha en los tiempos más tempranos posibles. A final de cuentas se resume un poco a los gustos personales.

Podar: ¿húmedo o en seco?

Podar consiste en limpiar los cogollos de hojas y sus ramas para dejarlos listos. Se puede realizar antes o después del secado, opciones que implican por sí mismas ventajas y desventajas.

El podado en fresco es más sencillo pues las hojas continúan en forma y separadas del centro del cogollo. Entonces es fácil identificarlas y retirarlas. En cambio, si te esperas hasta que estén secas, las hojas se “enrroscarán” hacia la flor y será complicado quitarlas.

Por otro lado, si podamos en seco, el proceso demorará un poco más. Esto es conveniente pues remueve tanto el aroma como sabor de la clorofila, lo cual genera humos más suaves y frescos.

Al final, Danny Danko sugiere combinar lo mejor de dos mundos: “Quita las hojas grandes de abanico y deja las pequeñas para mantener el secado lento y protejan los tricomas llenos del preciado aceite esencial. Luego, cuando las ramas hayan secado y se quiebren en lugar de doblarse, remueve el resto de hojas antes de iniciar el curado".

Secado

La habitación de secado debe vigilarse cuidadosamente. Toma en cuenta que las plantas despedirán una considerable cantidad de humedad, por lo que es vital mantener una constante ventilación. De lo contrario, el exceso de humedad podría propiciar la aparición de hongos, lo cual arruinaría parte de la cosecha final.

Los ventiladores tampoco deben apuntar directamente hacia los cogollos, o pueden maltratar los tricomas y generar un secado muy temprano.

La temperatura ideal para una habitación de secado es de entre 18° a 24°  Celsius. La temperatura se debe mantener mínimo al 45% y máximo a 55% en una habitación oscura. En un periodo de 6 a 10 días las ramas deben comenzar a quebrarse en lugar de doblarse. Entonces es momento de cortar los cogollos de forma individual de las ramas y colocarlos en jarrones de vidrio para curarlos.

El curado y almacenamiento

El último proceso ocurre en los jarrones de vidrio dentro de una habitación oscura (el calor y la luz degradan las moléculas en el aceite esencial). Ábrelas de vez en cuando para liberar la humedad que se va acumulando. Ahí las flores perderán los últimos rastros de humedad y clorofila para aguardar el momento en que se convertirán en un gallo. 

Cuando el cannabis es curado de forma apropiada los sabores y aromas son liberados y el producto final adquiere profundidad y complejidad.

“Una vez que consumes cannabis secada y curada apropiadamente, no querrás volver a fumar marihuana de baja calidad” finaliza Danny Danko.