El auge por las aplicaciones terapéuticas de los psicodélicos aumenta día a día. Y es que cada vez conocemos un poco más de lo que ocurre en nuestro cuerpo en interacción con estas substancias. Ahora, esta investigación promete ser clave en el empleo de LSD con fines terapeúticos.
¿Por qué? te explicamos:
LSD como medicina
A nadie debería sorprender que la dietilamida de ácido lisérgico (LSD) se investigue por sus propiedades terapéuticas. Si bien hoy en día es una droga muy conocida por su uso personal o recreativo, las investigaciones que llevaron a su descubrimiento buscaban un nuevo compuesto destinado a todo tipo de productos farmaceúticos.
Fue Albert Hofmann, el científico que sintetizó la molécula, quien se percató que su consumo también causaba efectos psicodélicos el 19 de abril de 1943.
En 1947 fue introducido como un medicamento comercial “con varias aplicaciones psiquiátricas”. Desde entonces hasta la década de los 60 el interés y las investigaciones entorno al LSD proliferaron.
Después se prohibió todo su uso y se entró en una suerte de “oscurantismo”. Por fortuna, en la última década se ha visto un resurgimiento de las investigaciones interesades en el uso terapéutico del LSD con resultados prometedores para tratar condiciones como la depresión, la ansiedad y el estrés post-traumático, entre otras.
¿Qué sabemos ahora?
Para empezar, sabemos que la intensidad de los efectos percibidos se da gracias al parecido entre la estructura del LSD y la estructura de la serotonina, un neurotransmisor que nuestro organismo produce de forma natural.
La serotonina es la encargada de regular nuestro humor y las sensaciones de felicidad, motivación y bienestar, entre otras. En particular, se adhiere a un receptor llamado “2A”.
La investigación conducida por Katrin Prelle de la Universidad de Zurich,encontró una forma de bloquear este receptor e inhibir los efectos del LSD. “Eso significa que el impacto del LSD en el cerebro puede ser manipulado para controlar sus efectos, lo que potencia el uso terapéutico de psicodélicos para tratar trastornos mentales como la depresión” asegura la revista digital Investigación y Desarrollo.
“Los nuevos hallazgos también pueden tener un impacto inmediato en el tratamiento de los síntomas psicóticos, como ocurre en la esquizofrenia, por ejemplo”, añade Franz Vollenweider, otro de los investigadores.
Seguramente esto dará pauta para que este tipo de investigaciones continuan y algún día ese conocimiento se aliado para la salud de todas las personas.