La dietilamida de ácido lisérgico (LSD) es una sustancia psicoactiva con distintos usos. La gente la consume para divertirse en la fiesta, tener momentos de introspección e incluso como parte de prácticas terapéuticas. Sea cual sea, es importante conocer formas adecuadas para preservar y cuidar su calidad, pues esta molécula es bastante delicada a factores como el calor, la luz y la humedad.
LSD en breve
El LSD es conocido como un “psicodélico clásico” entre los que están la mescalina, el DMT (n-n dimetiltriptamina) y la psilocibina, los cuales interactúan con los receptores de serotonina en nuestro cuerpo. Además de estas, hay un sin fin de otras sustancias con efectos parecidos y que se ofrecen en el mercado (muchas veces sin conocimiento de los usuarios).
Entre estos análogos se encuentra, por ejemplo, el NBOMe, el cual presenta diferentes riesgos a la salud, por ello es importante buscar métodos para garantizar que nuestra sustancia sea pura y libre de contaminantes. Si quieres saber más te recomendamos leer:
Reduce riesgos y daños al consumir LSD
Cuadro, gomita o gotero.
La forma de consumo más común para el LSD es en papel secante. Estos, que tienen distintos diseños en sus impresiones, absorben el ácido para luego ser colocados bajo la lengua. Hay quienes también tragan el papel, pero esta vía de absorción es un poco más lenta. Es importante señalar que también es posible absorber la sustancia por la vía cutánea al contacto de ésta con la piel, sin embargo ésta es más lenta en su absorción y menos efectiva en su acción.
Cabe señalar que la impresión (diseño) del papel no tiene NADA que ver con el tipo de sustancia que se nos ofrezca. Más bien se trata de una estrategia de mercado de los vendedores de la sustancia.
También es posible usar terrones de azúcar y gomitas para el mismo fin, aunque tal vez la vía de uso más confiable sea en gotero, principalmente por la precisión con la dosificación.
Sea cual sea, las formas de preservación son en esencia las mismas.
Preservación
El LSD es una molécula muy sensible a calor y a la luz. Por ello la principal observación es mantener en un lugar fresco Un error común es guardar la sustancia en la cartera o entre el celular y la funda. En éstos es fácil se acumule el calor y degrade la efectividad de la sustancia.
La exposición directa al aire también debe evitarse si se piensa preservar la sustancia a un largo plazo.
Por su absorción cutánea es recomendable no manipular el cuadro con nuestras manos directamente (o limitar el contacto con nuestra piel lo más posible) si se va a cortar o dividir lo mejor es usar unas pinzas. Las formas más comunes son envolverlo en un trozo de papel aluminio o en una bolsita ziploc de plástico. Aun así se debe tener cuidado de no estar presionando éste para evitar que la sustancia se salga del cuadro y quede embarrada en el envoltorio.
Por la persecución hacia su uso también hay quienes aplican el clásico “entuse”, osea esconder las sustancias entre alguna parte del cuerpo para evitar ser descubiertos en alguna revisión al momento de entrar en un club, antro o festival de música. Un error sería que el cuadro esté en contacto directo con nuestra piel, pues corremos el riesgo que sea absorbida por ahí (a menos que esta sea la forma de uso que busquemos).
Por otro lado, si se cuenta con la sustancia en gotero o frasco de vidrio, lo mejor es dejarla ahí hasta el momento de su uso. Entonces se puede usar una jeringa para dosificar al gusto.
Por último, algunos recomiendan guardarlo en el congelador. Para ello es importante lo mejor es guardarlo en alguna bolsa o envoltorio sellado al vacío y con la menor cantidad de humedad posible para evitar la condensación de esta.