Ser madre y consumidora de mariguana es desobedecer los mandatos e ideales patriarcales de las buenas madres. Implica practicar la autonomía, el derecho a la recreación y el placer de sus cuerpos, y luchar de forma constante por el respeto a la crianza que han decidido. Es por ello que, a continuación, se presentan unos breves testimonios de la crianza pacheca.


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Leonanegra. Estudiante y empleada, mi edad no importa.

Ser mujer, madre y consumidora cannábica es asunto de temple en una sociedad que condena; es una lucha constante por hacer valer al ser humano que eres frente a una sociedad costumbrista y conservadora de los “buenos hábitos”, al mismo tiempo que calla y defiende las peores tradiciones. 


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Cielo. Artista y emprendedora, 20 años. 

Yo fui pacheca antes de ser mamá y no pensaba ni un poquito la bomba que esto significa. En la marihuana he encontrado medicina y también paz, ésta me tumba cuando estoy muy cansada aunque quiera seguir haciendo un quehacer inacabable; y siento que hay mucha sabiduría en esa planta y eso solo hablando por encimita. 

Cada vez que fumo en espacios públicos, o donde hay gente que no consume, me siento incómoda por el cómo miran el ser madre y consumidora. Sin embargo, a mi la marihuana nunca me ha limitado para cuidar a las crías. 

Las madres que fumamos marihuana cada vez somos más. No nos ven porque preferimos consumir en espacios donde nos sentimos en confianza, como nuestros hogares; desgraciadamente, hay quien se tiene que esconder, pero estamos, existimos y resistimos, entre nosotras nos reconocemos y nos abrazamos. No solo le hacemos frente a un sistema prohibicionista, también a una sociedad machista y patriarcal que nos tiene a todas en la mira. 


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Mariana Hernández. Cocinera y emprendedora, 31 años. 

Es raro ser mamá pacheca cuando nadie más fuma a tu alrededor, llámese familia, vecinos o amigos; te tratan como si siempre fueras en contra de las reglas y buenas costumbres. Muchos de mis amigos o familiares no fumetas me preguntan "¿y qué vas a hacer si tu hija fuma mota?, ¿no ves que le das un mal ejemplo?”, a lo que yo respondo: “wey, neta hay cosas peores que la marihuana”, y no lo digo por fumarla, sino porque existen conductas insanas que nada tienen que ver con la yerba y son súper perjudiciales para la salud física y mental de las niñas y los niños.


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Bel. Instructora de natación y estudiante de psicología, 32 años.

Así como abrazo mi maternidad, abrazo el ser pacheca. Si bien he sido juzgada por personas que se atreven a querer dar lecciones de maternidad, he aprendido a no tomar las cosas en serio sino de quien vienen, pues nadie es la madre perfecta. Por eso no dejen que nadie se meta con su forma de maternar, nadie es perfecta. Lo que importa es que estamos criando humanas con amor y responsabilidad.

 

De esta forma es como algunas madres pachecas experimentan las normas y estigmas sociales, las cuales enfrentan al hacer ejercicio de su autonomía pacheca y al esforzarse todos los días para criar a sus hijas e hijos. ¡A toda madre!