Uno de los estragos más graves de la prohibición es la desinformación. Una de las prácticas más peligrosas es el consumo de sustancias sin pleno conocimiento de sus posibles afectaciones. Por ello, una de las tareas más importantes es compartir y utilizar algunos métodos y estrategias que prevengan o disminuyan estos riesgos. Esto es lo que se conoce como Reducción de Riesgos y Daños.
Una de estas estrategias es el tripsit, lo cual se puede traducir como el vigilar el viaje. En pocas palabras, se trata de brindar un acompañamiento comprometido y responsable para la persona que decida consumir cualquier sustancia. Esto puede resultar muy útil, en especial para aquellos poco experimentados.
En primer lugar, debe entenderse que la experiencia psicodélica está influida por el set y el setting. El set se refiere al estado mental y emocional del psiconauta, mientras que el setting es el lugar físico donde se llevará a cabo el viaje. Esto se debe a que uno de los efectos más comunes es una percepción aumentada tanto de lo que ocurre a nuestro alrededor como de nuestras emociones.
En este sentido, el Proyecto Zendo, especializado en Reducción de Daños, destaca en su manual de voluntarios cuatro principios básicos:
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Crear un espacio seguro: Ten una presencia serena y procura que la otra persona se sienta cómoda sin hostigar.
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Vigilar, no guiar: Sé un mediador de la aceptación, compasión y cuidado. Deja que el desdoblamiento de la experiencia personal sea el guía, no te adelantes al proceso.
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No bajonear: Sin distraer a la persona de la experiencia, ayúdala a conectar con sus sentimientos. Invitala a explorar activamente lo que está sucediendo.
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Difícil no es necesariamente malo: Las experiencias retadoras pueden llevarnos a lugares interesantes que contribuyan a nuestro crecimiento personal. Sugiere que se mantengan abiertos y receptivos a lo que puedan encontrar, aunque no sea del todo placentero.
Otra estrategia es la escucha activa. Ya que uno de los principales detonantes del mal viaje es estancarte en alguna idea o sensación abrumadora, lo ideal en estos casos es contribuir al flujo de ideas. Sin embargo, debido a que se desconoce lo que el usuario pueda estar viviendo, lo mejor es partir de su terreno, cuidando que tus palabras no contribuyan a su malestar.
Lo mejor es conversar desde una posición de apertura y libre de prejuicio. Si se logra establecer una relación de confianza mitad de la batalla está ganada. También conviene recordar que otras personas han pasado por lo mismo, y que eventualmente todo aquello terminará.
Por último, hay que saber reconocer cuando la situación se ha salido de control y se necesita recurrir a algún profesional de la salud. Tomar esta decisión no es fácil, pues se corre el riesgo de generar una sensación de ansiedad o paranoia.
Fuente: Manual Zendo Project