El porro es el porro. De todas las maneras que hay para fumar, el cigarrillo liado a mano conlleva un vínculo especial entre el pacheco y la marihuana. A pesar de su simpleza, hay varios elementos de su preparación a analizar. Hoy nos enfocaremos en los papeles, sábanas, canas o como le digan en tu cuadra.
El tipo de papel que uses definirá gran parte de tu experiencia. Desde la velocidad a que se consume, el sabor que pueda agregar, la ceniza restante, o hasta la facilidad para armar el canuto. Lo materiales más comunes en el mercado son: pulpa de madera, de arroz, cáñamo y celulosa transparente.
La pulpa de madera es el más común, quema rápido y se mantienen encendido por un buen tiempo. Son bastante resistentes por lo que es ideal para tus primeros gallos. Su desventaja es que suelen estar blanqueadas, por lo que dejan un sabor bastante notorio.
Por su parte, aquellos hechos de arroz son más delgados, por lo que se necesita un poco de práctica para no perforarlos en el proceso. Son de lenta combustión y sin sabor. Dejan poca ceniza, lo que los hace menos tóxicos. Hay que mencionar que en su preparación se agregan elementos como azúcar y lino, pero no significan ningún daño sustancial a la salud.
Mientras, las canalas de celulosa transparente han sido criticados precisamente por ello. Éstas, son fabricadas a partir de árboles y algodón. Las modificaciones químicas necesarias para ello resultan en un alto contenido de glicerina, el cual al ser quemado produce un compuesto llamado acroleína, y que ha sido asociado con la aparición de cáncer.
Sin embargo, también se ha señalado que la acroleína no necesariamente es más dañina que el resto de los productos resultado de la combustión del resto de los papeles, así que sólo queda usarlos con moderación.
Por último, y para quienes sólo les interesa darse las tres, el perfecto punto medio es el cáñamo. Qué mejor que fumar marihuana con su hermano no psicoactivo. Y es que en todos los aspectos rinde lo suficiente: combustión, resistencia, sabor, sin aditivos ni “blanqueadores”.
Por último hay que recordar que todo proceso de combustión produce sustancias dañinas. No se recomienda fumarse hasta "la bachita" porque a esa distancia de nuestra boca el calor lastima la garganta.