Como un intento para calmar las presiones que reciben los reos del sistema penitenciario brasileño, la organización Acuda que trabaja temas de la salud mental optó por brindarles ayahuasca con la intención de apoyarles con sus traumas emocionales. 

En Brasil la población de internos carcelarios se ha duplicado desde principios del S.XXI, a más de 550.000. Esto ha llevado al límite las cárceles y las violaciones a sus derechos humanos. Incluso una de las riñas carcelarias más sanguinarias de los últimos años ocurrió en Porto Velho, en el 2002, cuando mataron a por lo menos 27 presos en la prisión de Urso Branco. 

Por ese tiempo Acuda comenzó a trabajar con los derechos de los reos en Porto Velho, y empezó a realizar con los internos sesiones terapéuticas de yoga, meditación y reiki. De ahí que aproximadamente hace 7 años a los terapeutas voluntarios de la organización se les ocurriera darles ayahuasca a los presos. Está sustancia se prepara mezclando e hirviendo una liana (Banisteriopsis caapi) con hojas (Psychotria viridis).

Los supervisores de Acuda, lograron el permiso de un juez para tomar unos 15 prisioneros una vez al mes para la ceremonia en el templo Ji-Paraná, donde los presos toman la decisión de consumir ayahuasca y disfrutar de una serie de reacciones tras beberla. 

El doctor Charles S. Grob, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la UCLA, dijo:

“Desde luego que es novedoso entre los prisioneros, pero la ayahuasca tiene gran potencial porque, en condiciones óptimas, puede producir una experiencia transformadora en una persona”,

Darci Altari Santos da Silva, de 43 años, que cumple una condena de 13 años por abuso sexual a un menor de 14 años, compartió:

“Sé que lo que hice fue muy cruel. El té me ayudó a reflexionar sobre este hecho, en la posibilidad de que algún día pueda encontrar la redención”.

Otro presos que ha tomado más de 20 veces ayahuasca, declaró: “Cada experiencia me ayuda a comunicarme con mi víctima para rogarle que me perdone”

Virgílio Siqueira, policía de 55 años que trabaja como guardia en el complejo carcelario donde está Acuda, señaló: 

“Es gratificante saber que podemos estar sentados aquí, en la selva, beber nuestro Daime, cantar los himnos, existir en paz.Así es como debería ser”

Por su parte Luiz Marques,economista y fundador de Acuda, dijo que:

“La organización espera que se reduzca la reincidencia, pero un objetivo más inmediato es expandir la conciencia de los reos respecto del bien y el mal”. 

Finalmente Acuda funciona como una organización no gubernamental que lleva más de 15 años ofreciendo terapias alternativas para los prisioneros del régimen cerrado: asesinos, traficantes, violadores, pedófilos.

Con información de The New York Times