Mucha bulla se hizo alrededor de la entrega de permisos que hizo la COFEPRIS a las primeras 7 empresas que podrán vender productos con derivados del cannabis legalmente en México. Ninguno de los cuáles podrá contener más de 1% de tetrahidrocannabinol (THC), por lo que todos carecen de efectos psicoactivos.

Entonces, si estos lineamientos no sirven a la gran mayoría de pachecos, ¿a quién beneficia?

Nada medicinal

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De hecho, casi todos podrían describirse como “productos industriales”, pues aquellos para consumo humano fueron catalogados bajo el rubro de “suplementos alimenticios”. Osea, nada medicinal ni terapeútico.

Por ello, aquellos pacientes que necesiten de algún remedio o medicamento específico tendrán que esperar más tiempo o recurrir a la importación del mismo.

A esto se debe abonar los casi 9 meses de retardo con los que la COFEPRIS entrega esta reglamentación. Pues es hasta 16 meses después de que el Congreso aprobara los usos industriales y medicinales de la marihuana, que finalmente se hacen disponibles algunos de estos productos.

Los precios

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Uno de los productos aprobados fue el Real Scientific Hemp Oil-X Oil 5, un simple aceite con extracto de cáñamo. La presentación de 236 ml tiene un costo de $6,500. Mientras, su equivalente artesanal del mercado negro se puede adquirir por casi $4,000. Esa diferencia se explica fácilmente si tomamos en cuenta todo el proceso y trámites que llevó a cabo la empresa, por lo cual el cliente estaría pagando por una calidad certificada.

Sin embargo, en una sociedad donde ocho de cada diez empleados en México perciben hasta 13,254 pesos mensuales, de acuerdo con el INEGI, no todos podrán pagar dichos precios. Y recordemos que no se trata de ningún medicamento, es un mero suplemento alimenticio.

Por ello, organizaciones como Autocultivo Medicinal en México y Mamá Cultiva refrendan la vía del autocultivo como única forma para democratizar el derecho a la salud a través de los usos de la marihuana.

¿Reglas justas?

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En el evento, el titular de la dependencia, Julio Sánchez y Tepoz, aseguró que cualquiera podría participar del jugoso mercado que en su totalidad valdría hasta 7 mil millones de dólares al año de acuerdo con ciertas estimaciones.

Sin embargo, la comunidad de productores independientes piensa diferente. Para ellos, que durante años se han dedicado a la fabricación de aceites, pomadas, jabones, cremas, lubricantes y todo tipo de insumos con extractos de marihuana, las reglas del juego los excluyen y favorecen a las grandes empresas.

Uno de ellos habló desde el anonimato para La Dosis.

Sobre la desventaja que tienen frente a grandes empresas, aseguró que el primer reto es económico. “No contamos con el mismo capital, pero sí con los conocimientos”.

En primer lugar, no es posible cultivar marihuana con fines de producción, únicamente se contemplan fines médicos y científicos. Entonces, quien desee participar en esto deberá importar los insumos.

“Los lineamientos de COFEPRIS no embonan con nuestros niveles de producción” aunque gracias a que la clientela del mercado no-regulado es mucho más extensa “hacernos del equipamiento es sólo cuestión de tiempo.”

Y es que los amplios usos industriales de la planta han sido una de las banderas del Movimiento Cannábico, por lo que la expectativa para trabajar de manera legal y regulada es alta.

Mientras, Kannalab, una marca que se dedica a la producción artesanal de estos productos también, nos expresó su inconformidad respecto al hermetismo con que se manejó el tema. Por un lado los lineamientos “olvidan que la tradición de las plantas medicinales es parte del pueblo. La forma en la que fue publicada excluye a éste.”

“Esperábamos un reglamento/lineamiento incluyente. Donde todos los sectores de la población fueran tomados en cuenta. No donde solo unos cuantos puedan dejar de ser ilegales y hacerse ricos.” y lejos de contribuir a la formación de un mercado regulado nutrido, ”la mayoría de los productores independientes continuará en la ilegalidad”, aseguran.

También criticaron lo dicho por Sánchez y Tépoz: “lo venden como una gran apertura en el gobierno y la sociedad de México. Pero solo es un disfraz, ya que a los productores  independientes se les criminaliza aún más, solo unos cuantos privilegiados tendrán acceso legal y no soluciona el problema de la ilegalidad y sus consecuencias”.

Foto de portada: Kimberly Flores.