Una de los beneficios al regular el mercado de cannabis es la seguridad en cuanto a controles de calidad. Cualquier consumidor que busque surtirse con el dealer encontrará difícil llegar a productos seguros, limpios y que no pongan en riesgo su salud. O cuando menos se verá jugando a la “ruleta rusa” con cada toque.

Ante una posible regulación en un mediano plazo, nos dimos a la tarea de reunir algunos criterios que constituyen la calidad en el cannabis.

¿Potencia = calidad?

Imagen: collective-evolution.com

En primera instancia uno podría relacionar la “calidad” de un cogollo con su potencia. Sin embargo, esto no necesariamente es así.

Recordemos que los efectos psicoactivos del cannabis se deben principalmente al tetrahidrocannabinol (THC). Entonces, mientras más THC, más “potencia”. Pero la concentración de cannabinoides es sólo uno de los factores para determinar si un cogollo tiene calidad.

También se debe tomar en cuenta la presencia de terpenos, el uso de fertilizantes orgánicos, que no tenga rastros de pesticidas, y el proceso de curado, entre otros. Esto con el fin de garantizar al consumidor un producto que cumpla estándares mínimos en cuanto a la limpieza en la producción y que no implique riesgos para la salud.

Controles profesionales: 

En los emergentes mercados de cannabis regulada los controles de calidad han llegado a un alto grado de sofisticación. Según Lori Glauser, co-fundador y director de EVIO Labs,  “los requerimientos no son diferentes a aquellos que se llevan a cabo para la comida, productos ‘nutracéuticos’ y farmacéuticos”.

Estas son algunas de las pruebas que se realizan:

-Nivel de humedad:

Se necesita controlar el nivel de humedad en las flores de cannabis para reducir el riesgo de crecimiento de hongos, así como asegurar un secado y almacenamiento apropiado, para ampliar su vida "en exhibición".

-Análisis de terpenos y cannabinoides:

Imagen: flywheel.netdna-ssl.com

Estas pruebas son capaces de describir con precisión el contenido de los distintos cannabinoides y terpenos en la planta. Esto es importante para quienes buscan una variedad o perfil particular para combatir una determinada enfermedad. Se ha encontrado que no sólo el THC y el CBD tiene importantes propiedades medicinales, sino también el resto de cannabinoides, terpenos y demás moléculas.
 

-Pesticidas, herbicidas y fertilizantes.

Imagen: www.denverpost.com

Así como con los alimentos, los pesticidas que se hayan utilizado durante el crecimiento de la planta serán “transferidos” a la flor o fruto final. Estos podrían presentar riesgos a la salud en los consumidores al largo plazo. Desafortunadamente, no hay forma de garantizar a simple vista si un cogollo está “limpio” o no, por lo que este tipo de medidas se vuelven indispensables.

-Residuos de solventes

Imagen: www.denverpost.com

Para el caso de los distintos extractos, concentrados o aceites, se debe también asegurar que no hay rastro de los solventes que se hayan utilizado en el proceso. Tales como el butano, el Co2, o alcohol  pueden provocar severos daños a la salud. Recientemente, se han encontrado rastros de ello en cartuchos contaminados. Leer más:

Cartuchos con aceite de cannabis contaminado

-Metales pesados

Imagen: mintpressnews.com

Por extraño que parezca, también se debe cuidar la presencia de metales pesados. El cannabis, como otras plantas, absorbe metales del suelo. Incluso tiene la capacidad de limpiar los residuos radiactivos en lugares de desastres nucleares como Chernobyl.

Algunos de ellos son mercurio, plomo, arsénico y cadmio los cuales son perjudiciales para el organismo.

Esto aumenta el precio:

Imagen: cannabisnewsbox.com

Todos estos procesos aumentan los costos de producción. Ello se ve reflejado en el precio final, lo cual tal vez no sea de agrado para el consumidor (al menos en un inicio).

“En el pasado, era suficiente una prueba de potencia con valor de 50 dólares en un instrumento que tal vez no hubiera sido calibrado. Ahora los requerimientos para un panel de pruebas de calidad usan instrumentos caros. Uno de estos puede costar hasta 400 dólares (dependiendo de las regulaciones estatales)” cuenta Lori Glauser. “Estimamos que en lugares como Nevada, Oregon y California estas pruebas valen entre el 1% y 5% del total de venta de un lote, según el tamaño del lote”.

Guía básica:

Este es un método sencillo para valorar la calidad de un cogollo. Incluso es un método utilizado en algunas copas y catas. Básicamente, se busca comenzar en orden de los sentidos.

1° Vista: observar el color y que la flor no esté comprimida. Con un poco de experiencia, también es posible intuir la calidad de la poda y el estado de los tricomas (estos deben notarse con tono ambar). También es importante estar al pendiente de la presencia de hongos.

2° Olor: el aroma puede dar cuenta de la calidad de los terpenos, así como los cuidados durante el transporte y envasamiento. Se recomienda abrir con ligereza el cogollo para apreciar mejor esto.

3° Sensación: en primera instancia se debe buscar que la flor no esté demasiado húmeda. Esto implicaría un curado incorrecto. Un gran cogollo se siente resinoso y esponjoso. Tampoco es bueno que esté muy seco.

4° Sabor: por último, el sabor delata la presencia de pesticidas y fertilizantes con el cual el humo adquiere un sabor pesado y amargo.


Con información de:

https://keytocannabis.com/blogs/cannabis/how-to-evaluate-weed-quality
ttps://www.peakscientific.com/blog/cannabis-quality-control/
http://www.cannabissciencetech.com/quality-control-and-quality-assurance-qa-and-qc/evolution-cannabis-quality-control-testing