Los psicodélicos clásicos como el LSD, el DMT o la psilocibina cargan un gran estigma, a pesar de ser relativamente seguros para la salud humana (tanto mental como física), especialmente si se les compara con otras sustancias como los opiáceos o el alcohol. 

El libro Psicodélicos: fenomenología y química cerebral de David Nichols reúne algunos datos que vale la pena destacar para entender cómo funcionan la seguridad y los riesgos en el uso de estas sustancias. Puedes buscar el libro con nuestros amigos de Lunaria Ediciones.

NOTA: el autor se enfoca únicamente en las sustancias que interactúan con los receptores de serotonina, con lo que se excluye a drogas como la salvia, el cannabis o el MDMA.

Primero, se debe señalar que al día de hay escaso registro de casos graves o fatales relacionados con los psicodélicos, y estos sólo han ocurrido después del uso de compuestos sintéticos de fenetilamina y no como resultado de la ingestión de LSD, psilocibina, mescalina o DMT.

Así mismo, el riesgo de desarrollar una adicción o dependencia es muy bajo, casi nulo. De hecho, estas sustancias no se consideran reforzadoras dado que los alucinógenos serotoninérgicos no tienen efectos directos sobre los sistemas dopaminérgicos cerebrales.

De igual forma, los riesgos a la salud mental han sido estudiados sin que se encuentren daños severos. Un estudio de 2013 utilizó datos de la Encuesta Nacional de uso de Drogas y Salud de Estados Unidos y con ellos se evaluaron las posibles asociaciones entre el uso de psicodélicos en la vida y la salud mental entre la población adulta. No sólo fallaron en encontrar relación entre el uso de estas sustancias y cualquier daño a la salud mental de los individuos, sino que el uso de psicodélicos se asoció con una tasa menor de problemas mentales.

Otro estudio en 2015 analizó a 22 usuarios regulares de ayahuasca. Por “usuario regular” los investigadores entienden a “gente que haya utilizado la sustancia al menos 50 veces en los dos años anteriores”. Con técnicas de resonancia magnética y pruebas psicológicas se les evaluó el grosor cortical, la personalidad, la memoria de trabajo y la función ejecutiva, entre otras. No se observó aumento de la psicopatología ni un peor desempeño neuropsicológico entre los usuarios. Y, de nuevo, los usuario de ayahuasca obtuvieron puntuaciones significativamente mejores que los controles en varias pruebas y particularmente en factores como “evitación de daño”, “preocupación anticipatoria”, y “autotrascendencia”. 

Aún en casos extremos, no se observan consecuencias duraderas. Por ejemplo, existe el caso de un hombre nativo americano de 54 años sin antecedentes de psicosis. Él bebió jugo de peyote durante una ceremonia de sanación y en pocas horas se convenció de que era cazado por espíritus animales. No pudo dormir durante dos semanas, con lo que desarrolló alucinaciones visuales y auditivas. Cuando fue hospitalizado recibió trazodona para ayudarlo a dormir.

Durmió durante 15 horas, con lo cual se resolvieron por completo sus síntomas psicóticos. Ante ello, los investigadores especularon que su psicosis fue el resultado de su prolongada privación de sueño.

Sin embargo, se debe ser cuidadoso con la dosis que se ingiere. Otro caso es el de ocho personas quienes consumieron de forma accidental una dosis extremadamente alta de LSD al confundirla con cocaína. Los médicos hallaron que sus niveles plasmáticos alcanzaron niveles de entre 1,000 ug y 7,000 ug, ¡casi 50 veces más que una dosis ordinaria! Ellos entraron en estado comatoso, con hipertermia, vómitos, sangrado gástrico ligero y problemas respiratorios. Sin embargo, con el tratamiento hospitalario, los ocho sobrevivieron y sin efectos residuales aparentes.

Consejos para uso seguro

 

Ante el creciente interés por el uso clínico de estas sustancias autores como Johnson proponen ciertos “procedimientos apropiados” para mantener cierto nivel de seguridad. Estos incluyen pautas como contar con dos monitores especialistas en temas de salud mental, estar en un ambiente seguro con personas de confianza, y conocer a detalle el verdadero potencial de estas drogas para nuestra percepción.

Curiosamente, también se encuentran paralelismos con los usos rituales, como la necesidad de un uso estructurado y algunas restricciones como el respeto y cuidado con el que se deben manejar estas sustancias.

Como siempre, La Dosis recomienda consumir con responsabilidad. En la cabida de lo posible comprobar la pureza de lo que consumimos, no combinar sustancias y usarlas con amigos de confianza.

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