Cada vez más pacientes se tratan diversas enfermedades con cannabis. La marihuana parece tener potencial para tratar:

  • Diabetes tipo 1
  • Esclerosis múltiple
  • Tiroiditis crónica
  • Enfermedad de Chron
  • Psoriasis
  • Artritis reumatoide
  • Esclerosis lateral amiotrofica

La impresión es que cannabis trata todo, y muchos la consideran una panacea, una planta milagrosa. Otros más escépticos, creen que existe una exageración en esas constataciones. El hecho es que: a pesar de que se sabe poco de la marihuana y su influencia con ciertas enfermedades, se comienza a comprender el motivo para que pueda tratar grupos enteros de enfermedades.

Todas las enfermedades enlistadas arriba tienen algo en común, se trata de enfermedades autoinmunes con dominante TH1 (se explica más adelante). El sistema inmunológico humano es extremadamente complejo; las explicaciones siguientes están simplificadas, pero ayudan a entender como la marihuana puede afectar este sistema.

TH1 y TH2

Las células T-helper, delante de una amenaza -como una infección viral o bacteriana- liberan mensajeros químicos llamados citosinas, para determinar el tipo de respuesta inmunológico más apropiado. Las citosinas indican la cantidad y la acción de los anticuerpos a ser liberados en la corriente sanguínea. Los anticuerpos, a su vez, atacan y destruyen a los invasores, protegiendo el organismo.

Las T-helpers son clasificada en dos tipos TH1 y TH2. La respuesta inmunológica TH1 es frecuentemente inflamatoria, mientras que TH2 tiene efecto anti-inflamatorio. Ambos actúan en conjunto y para ofrecer la respuesta inmunológica más apropiada. Cuando hay un desequilibrio entre ellas, con todo, el resultado puede ser en lo mínimo, incómodo.

Autoinmunidad

El sistema inmunológico necesita identificar lo que es o no una amenaza al organismo antes de liberar anticuerpos para atacarlos. Existen millones de bacterias en el cuerpo humano viviendo en armonía con nuestras células. Muchas de ellas hasta poseen funciones esenciales para nuestra existencia, como diversas bacterias intestinales responsables por auxiliar en la digestión y absorción de nutrientes. Por lo tanto, el organismo necesita verificar cual bacteria (o virus, hongo, u otros componentes) están causándole problemas al cuerpo.

A veces, ese sistema falla, e identifica como amenaza algo inofensivo (como el caso de las alergias), por parecerse con algo problemático. Cuando, por ejemplo, durante la digestión, un nutriente escapa del intestino sin ser procesado apropiadamente y va a parar en la corriente sanguínea, este componente externo automáticamente acciona la alarma del sistema inmunológico: ‘hay algo que no debería estar aquí’. Ese componente, que puede ser una proteína, se queda en la ‘memoria’ del sistema inmunológico. Para la próxima vez que la persona ingiera este componente, el cuerpo reaccionará como reacciona a una infección, pudiendo ocasionar una inflamación y otros efectos desagradables. La mayoría de las alergias aparecen en la infancia, pues el intestino todavía se está adaptando en la digestión de alimentos diferentes.*

Ahora, imagine una proteína ingerida que fue a parar en la corriente sanguínea y causó toda esa reacción en el organismo. Solo que esta proteína es muy parecida con una célula producida en el propio organismo. El sistema inmunológico puede identificar esa célula, así como la proteína, como una amenaza y comienza a atacarla. Es eso que se caracteriza como una enfermedad autoinmune: el sistema inmunológico ataca a su propio organismo. Es como si su cuerpo se torna alérgico a sí mismo.

En el caso de la diabetes tipo 1, los anticuerpos están atacando las células productoras de insulina, impidiendo que el organismo que controle el azúcar presente en la sangre. Se cree que unos de los posibles motivos para la enfermedad sea una proteína presente en la leche, que al ser consumida por un bebé todavía con el intestino inmaduro – o un adulto con un problema intestinal, - fue a parar en la corriente sanguínea. Esta proteína tiene una composición parecida con la célula del páncreas que actúa en la producción de insulina.

En la esclerosis múltiple, el sistema ataca la capa de mielina de las células nerviosas, exponiéndolas y consecuentemente causando una serie de sensaciones- espasmos, dolor, adormecimiento etc.

El papel de la marihuana

Las enfermedades autoinmunes pueden tener dominancia en la respuesta inmunológica TH1 y TH2. Conforme lo mencionado anteriormente, las enfermedades enlistadas en el inicio del texto accionan a una respuesta TH1, teniendo así un efecto inflamatorio. La marihuana posee diversos cannabinoides con efecto antiinflamatorio. El THC, por ejemplo, demostró la capacidad de inhibir la respuesta TH1 e favorecer a TH2, aliviando así los síntomas de enfermedades como esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1 y la tiroiditis crónica, etc.

En el caso de las enfermedades degenerativas, como la esclerosis múltiple y la esclerosis latera amiotrofica, controlar la acción autoinmune puede significar atrasar o hasta interrumpir el progreso de la enfermedad. No hay todavía otros tratamientos que presenten tal potencial.

En un estudio en el cual ratones desarrollan un modelo animal de esclerosis múltiple (encefalomielitis): 95% de los ratones tratados con THC sobrevivieron, en cuanto el 98% de los ratones no tratado murieron (Melamede 2008). Otro estudio realizado en 2003 por Pryce et al, concluyó que la cannabis puede desacelerar el proceso degenerativo de la esclerosis múltiple y también de otras enfermedades.

En el 2012, Rajavashisth et al realizó un amplio estudio sobre diabetes y el uso de cannabis, concluyendo que: los que no son usuarios de cannabis tienen 18,9% en desarrollar diabetes mellitus (tipo 1); usuarios esporádicos, 15,8%; y usuarios frecuentes, 9,2%. +

Una investigación rápida en internet revela miles de otros estudios indicando potencial terapéutico de la cannabis en el tratamiento de enfermedades autoinmunes.

Estudios en humanos

Además de todo ese potencial terapéutico, la cannabis tiene segura la comprobación con pacientes de salud delicada, como quedó demostrado en estudios donde pacientes con cáncer y VIH usaron cannabis o THC como parte del tratamiento (Gieringer, 2008). ¿Por qué, entonces no se realizan estudios en humanos? ¡Buena pregunta!

Mientras tanto, miles de pacientes -sin saber cuáles cepas funcionan mejor o que dosis deben usar; o si se debe utilizar en aceite o fumar la hierba- prueban drogas en ellos mismos, muchas veces sin acompañamiento médico.

Gilberto Castro, que usa marihuana en el tratamiento de esclerosis múltiple, descubrieron de la peor manera que fumar marihuana diariamente evitaba que las crisis ocurrieran. Siempre que se quedaba algunos meses sin la hierba, una crisis ocurría, llevándolo a perder una serie de movimientos.

Una señora que no quiso ser identificada, descubrió a través de su hijo que podía sustituir 12 dosis diarias de insulina por algunas gotas de acetite casero de cannabis al día. El niño uso marihuana prensada comprada por el tráfico para producir en casa, utilizando una cafetería y un aceite concentrado. Se necesitaron de algunas pruebas para acertar la dosis, pero luego consiguieron retirar la insulina del tratamiento.

Por no existir todavía un consenso sobre cómo utilizar el cannabis, y cuan eficaz es en el tratamiento de las enfermedades, muchos pacientes tienen miedo de usarla. Además de eso muchos temen tener problemas con la ley. Para mucho la policía todavía es más amenazante que la enfermedad.

Se le preguntó a Gilberto si el teme tener problemas con la policía, el presentó una opinión diferente: “No. Yo tengo miedo de quedarme sin hierba”

*Esa no es la única causa de alergias y enfermedades autoinmunes. Muchas de esas enfermedades todavía no tienen una causa propiamente identificada. Se utilizó apenas como un ejemplo para facilitar la comprensión.

Con información de: Growroom.net