Cultivar marihuana en la Ciudad de México no es tarea sencilla. La urbe más poblada del mundo no necesariamente es bondadosa con nuestras plantas, y si no conocemos ciertos aspectos fundamentales de la capital mexicana, podemos encontrarnos en serios apuros.

Compartimos la opinión que algunos cultivadores mandaron a La Dosis junto con unas posibles soluciones para remarcar que sin importar las adversidades, siempre habrá posibilidad de cosechar algunos cogollos por nuestra cuenta.

El olor delator

La marihuana no es discreta, si nos prendemos un gallo todos a nuestro alrededor se enterarán. Algo similar ocurre con su cultivo, particularmente en la etapa de floración. Esto es inconveniente si nos encontramos en un área con alta densidad de población, como lo es el ex-Distrito Federal, pues hay muchas narices que fácilmente pueden intuir lo que ocurre en la casa de junto.

Este es un problema relativamente sencillo de solucionar. Para el cultivo en interior los filtros de carbono hacen un excelente trabajo en eliminar el delicioso olor de la marihuana. Y para el exterior podemos acompañar nuestro huerto con algunas hierbas de olor, las cuales también ayudarán a camuflar la presencia de nuestras plantas entre otro tipo de follaje.

Luz insuficiente

Este es uno de los factores más importantes en el cultivo de cannabis. Con excepción de las semillas automáticas, las horas de luz que recibe una planta definen la etapa de cultivo, por lo que es importante conocer nuestras posibilidades para controlar este recurso y en base a ello definir un plan de acción.

Desafortunadamente en nuestra latitud no se reciben las 18 horas de luz necesarias durante la fase de vegetación. Y a menos que usemos lámparas de LED, el costo de un cultivo en interior es bastante alto por el gasto energético.

Una de las soluciones preferidas es usar las horas de luz solar disponibles (sean cuantas éstas sean) y complementar el resto con una lámpara. También se debe mencionar que hay cultivadores que logran buenos rendimientos a pesar de no contar extensos periodos de sol. Esto gracias a su experiencia y aprendizaje, así que anímense a empezar y encuentren el camino que mejor les convenga.

Falta de espacio

Las concentraciones urbanas son conocidas por su alta densidad de la población. Atiborrar a tantas personas en tan poco espacio trae como consecuencia menos espacio para cada persona (y para sus plantas). Esto puede desanimar a varios, pues no sólo debemos contemplar el lugar que ocupará una planta del tamaño suficiente para que su rendimiento valga la pena, sino también el del equipo necesario: lámparas, ventiladores, extractor e intractor entre otros.

Y ya ni hablamos de contar con una azotea, balcón o patio exclusivamente para nosotros y desde el cual no estemos en riesgo de ser acusados por algún vecino desentendido de nuestras actividades.

Sin embargo, se debe mencionar que gracias a la jurisprudencia sentenciada por la Suprema Corte de Justicia, ahora esto es un poco más accesible que hace unos años, por lo que no debemos desanimarnos. Si es posible, conviene negociar con nuestros vecinos y gente de alrededor, además de ser precavidos y responsables con nuestro cultivo y consumo. Hay que hacerles ver que sólo estamos ejerciendo un derecho que ya fue reconocido por la máxima autoridad judicial en nuestro país, y que en ninguna manera se verán afectados ellos. Con algo de suerte y entendimiento todo transcurrirá en armonía.

Machos externos

Pocas cosas arruinan tu cosecha como la polinización en tus hembras. Basta con la presencia de un solo macho para llenar de cocos tus flores. Y ni siquiera tienen que estar a un lado, en cualquier corriente de viento o adherida a tu ropa puede llegar el polen que satisfaga la cachondez de tus niñas.

Como todos sabemos, los mejores cogollos son los que traen nada o pocas semillas. Esto porque, al buscar los medios más favorables para reproducirse, la planta destina la mayoría de sus recursos a sus semillas, lo que implica menor contenido de cannabinoides. O sea, menor potencia en sus efectos psicoactivos.

Ante eso debemos ser muy cuidadosos y limpios. Procurar cambiarnos de ropa antes de entrar en contacto con plantas en floración, y cuando detectemos un macho en nuestro cultivo hacernos responsable de su polen para no afectar a nuestros vecinos growers.

Contaminación

Sería ingenuo pensar que las ciudades ofrecen el aire más puro, el agua más limpia, o los espacios más tranquilos. Todo lo contrario, la pésima calidad del aire y la basta contaminación lumínica complican el cultivo en exterior.

El agua no sólo llega sucia a un gran porcentaje de la población (si es que llega), sino que también su PH es irregular, lo que complica la absorción de nutrientes. Pero si los humanos logramos  adaptarnos, seguro nuestras plantas encontrarán la forma con la ayuda adecuada (después de todo, hablamos de una especie capaz de limpiar la radiación nuclear del suelo).

Si decidimos cultivar en exterior para aprovechar la luz solar, lo mejor es encontrar un espacio en interior para asegurar las horas de sombra. Esto también brindaría un espacio para “respirar” a nuestras plantas al alejarlas del smog citadino (siempre que procuremos ventilación adecuada).

Conseguir los insumos

Debido a la baja cultura de cultivo en el país, son contadas las tiendas especializadas en productos para cuidar nuestras plantas. Algunas como La Semilla e Hydrocultivos ofrecen no solo los materiales necesarios, sino también asesoría y conocimiento entre cultivadores a sus clientes.

Pero el traslado hasta estos espacios es difícil si vives en la periferia o en el área metropolitana al norte. Y aunque aunque algunos cultivadores experimentados se suministren vía la importación de los productos, sin duda alguna que esto desanima a quienes apenas comienzan.

Ante este y el resto de los problemas sólo nos queda recordar que (en realidad) el cultivo de marihuana nunca fue tan sencillo y accesible en nuestro país. No sólo por la ya mencionada jurisprudencia de la Suprema Corte, sino porque el internet ofrece un acceso a la información sin precedentes.

Además, nos encontramos ante un cambio en tendencias donde la marihuana es cada vez más tolerada, y se está fomentando la instalación de cultivos urbanos en nuestra ciudad. En este sentido, les alentamos a tomar todos estos obstáculos y encontrar la forma más creativa y eficiente de sortearlos. Apliquemos ‘la mexicana’, usemos los recursos disponibles e inventemos los que no tengamos.

Si se construyó esta ciudad sobre un lago, seguro hay manera de cultivar sobre la ciudad.