Los festivales de música electrónica y la experimentación con sustancias psicoactivas comparten una relación estrecha, antigua e incluso obvia. Gracias a su capacidad de inducir estados alterados de conciencia, ambas prácticas tienen raíces profundas en las búsquedas espirituales del ser humano. Lo que nos hace preguntar ¿cómo se relaciona el baile, la múcisa, las drogas y lo espiritual?

Platicamos con Ibrahim Gabriel, del Colectivo Mindsurf, el cual se dedica a la investigación entorno a sustancias psicoactivas y enteógenos.

Relación profunda con lo humano

Baile de la comunidad Zulu, África

No es coincidencia que prácticamente todas las antiguas civilizaciones del mundo desarrollaran algún tipo de música autóctona. No sólo eso, sino que esta formaba parte de algún ritual, lo que le confería un carácter sagrado.

“Si consideramos la evidencia evolutiva que hay entre humanos y plantas podemos comprender que la música juega un papel fundamental en esta relación ya que es un agente sincronizador”. Ello quiere decir que, a través de la frecuencia de las vibraciones sonoras, uno es posible “sincronizar” a varios individuos. En términos musicales, hacer que todos bailen al mismo ritmo.

Y la relación con las plantas es similar, pues entender los ciclos de vida de las plantas así como las estaciones del año, fue un factor fundamental en torno al cual las antiguas sociedades construyeron sus prácticas. Así es que se constituyó un “baile” con la naturaleza, pues seguir sus pasos evitaba, por ejemplo, sembrar fuera de temporada.

“De acuerdo a la antropología, la música ha sido una herramienta recurrente por los chamanes”. Junto con el baile y el chamanismo “están enraizados en una práctica ancestral cuya finalidad no era sólo tener un buen fin de semana sino lograr una conexión con lo sagrado. El concepto de conciencia enteogénica hace referencia a esta conexión”.

Similitudes: Dj y Chamán

Para los tiempos actuales, Ibrahim propone paralelismos entre dos figuras: el dj y el chamán. Esto “a partir de la relación entre la música y las sustancias psicoactivas como agentes modificadores de la conciencia.”

“Una manera práctica de verlo es darnos cuenta cómo el DJ asume el rol de un sacerdote y cómo quienes bailan parece que están adorando a un dios”. Y efectivamente, muchas culturas recurren al baile para entablar relación con sus deidades. Un ejemplo de ello son los bailes de luna, en las cuales grupos de mujeres se reúnen en Tepoztlán, Morelos, para bailar sin parar durante cuatro noches seguidas. ¿Les suena a rave?

“Durante el proceso de adoración (el baile) y con el uso de sustancias psicoactivas las personas pueden alcanzar estados extáticos donde entran en contacto con otras formas de conciencia”.

Experimentación

Por otro lado, los festivales de música electrónica es uno de los lugares donde la gente prefiere consumir sustancias psicoactivas.

“Hace poco en Mindsurf hicimos una encuesta sobre las iniciaciones contemporáneas con psicodélicos. Descubrimos que en las fiestas rave es uno de los preferidos donde las personas deciden tener su primer experiencia con psicoactivos”.

Eso no quiere decir que esto tenga el mismo carácter que los ritos de las comunidades de la antigüedad. Sólo es otro camino para “reconectar” con lo sagrado. “Los ritos de paso en estas fiestas y estas substancias son una manera práctica de reconectarse con un saber que ha quedado olvidado”.

De otra forma, “comenzamos a ver la realidad de una manera muy simplista, reduccionista y eliminamos el potencial holístico de estas experiencias”. De ahí la invitación de vivir las experiencias sociales (como Bahidorá) “desde mitos o cosmovisiones que involucran el aspecto sagrado de la realidad y no se restringe a reforzar prácticas que nuestro paradigma permite”.

Análisis de sustancias

Foto: Vice

Una forma novedosa para integrar de forma segura el uso de sustancias es a través de estrategias de reducción de riesgos y daños. En el caso de Bahidorá, se trata del primer festival de su tipo en nuestro país en incluir el servicio de Análisis de Sustancias. Esto es, que los usuarios puedan llevar una muestra de la droga que piensen consumir para ser analizada. Entonces, se le informa sobre si lo que contiene es lo que pensaba, para que decida la mejor forma de usarla o incluso no usarla.

Cabe mencionar que el festival no permite de forma explícita el uso de drogas, pero con estas estrategias contribuye a disminuir posibles accidentes o malos ratos.

Por ejemplo, en Colombia la asociación Échale Cabeza publicó un reporte en el que informan “impactamos directamente a un grupo de entre 450 y 600 personas, de las cuales a unas 120 se les pudo evitar una crisis derivada de la sustancias que iban a consumir, pues no era la sustancias que supuestamente compraron.“